La
antigua palabra griega diaita, de la que deriva dieta, significa estilo
de vida equilibrada, y esto es exactamente lo que es la Dieta Mediterránea,
mucho más que una pauta nutricional. La Dieta Mediterránea es un estilo de
vida, no solo un patrón alimentario que combina ingredientes de la agricultura
local, las recetas y formas de cocinar propias de cada lugar, las comidas
compartidas, celebraciones y tradiciones, que unido a la práctica de ejercicio
físico moderado pero diario favorecido por un clima benigno completan ese
estilo de vida que la ciencia moderna nos invita a adoptar en beneficio de
nuestra salud, haciendo de ella un excelente modelo de vida saludable.
La
Dieta Mediterránea es una valiosa herencia cultural, que a partir de la
simplicidad y la variedad ha dado lugar a una combinación equilibrada y
completa de los alimentos, basada en productos frescos, locales y de temporada
en la medida de lo posible.
Abraza
a todos los pueblos de la cuenca mediterránea y que está constituido de
paisajes, cultivos, y técnicas de cultivo, de mercados, de elaboraciones, de
espacios y gestos culinarios, de sabores y perfumes, de colores, de tertulias y
celebraciones, de leyendas y devociones, de alegrías y tristezas, de innovación
tanto como de tradiciones.
Ha
sido transmitida de generación en generación desde hace muchos siglos, y está
íntimamente vinculada al estilo de vida de los pueblos mediterráneos a lo largo
de su historia. Ha ido evolucionando, acogiendo e incorporando sabiamente,
nuevos alimentos y técnicas fruto de la posición geográfica estratégica y de la
capacidad de mestizaje e intercambio de los pueblos mediterráneos. La Dieta
Mediterránea ha sido, y continua siendo, un patrimonio cultural evolutivo,
dinámico y vital.
Los
alimentos no son, en el Mediterráneo, meramente nutrientes. Convocan. Las
palabras de Plutarco en su obra Vidas Paralelas ilustran con una sencilla
perfección esta realidad: “Los hombres se invitan no para comer y beber, sino
para comer y beber juntos”.
No
hay duda que en el Mediterráneo, cuando hablamos de ingredientes de su dieta, a
la trilogía trigo, vid y olivo, a las legumbres, a las verduras, a las frutas,
al pescado, a los quesos, a los frutos secos, hay que añadir un condimento
esencial, quizás un ingrediente básico: la sociabilidad.
La
Dieta Mediterránea se caracteriza por la abundancia de alimentos vegetales,
como pan, pasta, arroz, verduras, hortalizas, legumbres, frutas y frutos secos;
el empleo de aceite de oliva como fuente principal de grasa; un consumo
moderado de pescado, marisco, aves de corral, productos lácteos (yogur, quesos)
y huevos; el consumo de pequeñas cantidades de carnes rojas y aportes diarios
de vino consumido generalmente durante las comidas. Su importancia en la salud
del individuo no se limita al hecho de que sea una dieta equilibrada, variada y
con un aporte de macronutrientes adecuado. A los beneficios de su bajo
contenido en ácidos grasos saturados y alto en monoinsaturados, así como en
carbohidratos complejos y fibra, hay que añadir los derivados de su riqueza en
sustancias antioxidantes.
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