Desde el momento de la concepción y, especialmente, tras la implantación del óvulo en el útero (aproximadamente una semana después de ser fecundado), comienzan a producirse cambios en el organismo de la futura mamá. En algunos casos, y ya desde los primeros días, la mujer percibe síntomas que antes no tenía y que le hacen sospechar la posibilidad de un embarazo. Otras mujeres, sin embargo, no notan nada, o las sensaciones son tan similares a las del síndrome premenstrual que solo descubren que están embarazadas cuando la
menstruación no aparece.
Cada mujer es distinta, y también cada embarazo lo es, y aunque las mamás no primerizas a veces detectan el nuevo embarazo porque sienten “algo” que ya les ocurrió en anteriores gestaciones, otras comentan las grandes diferencias, e incluso mayores o menores molestias, que han experimentado en sus diversos embarazos.
No tiene nada de extraño que no notes ningún cambio durante las primeras
semanas de embarazo, así que en ese caso tendrás que esperar a realizarte una prueba que lo confirme. Por otra parte, cualquiera de los primeros síntomas pueden estar o no relacionados con el embarazo, ya que incluso un retraso en la menstruación puede deberse a otros factores como el
estrés o la
ansiedad, problemas emocionales, cambios en el estilo de vida, un viaje, algunas enfermedades, medicamentos, etcétera. Sin embargo, y aunque se hayan dado casos extremos de mujeres que han llegado al momento del
parto sin saber siquiera que estaban embarazadas, esto no es lo habitual, y si tienes varios de los síntomas que te detallamos a continuación, es muy probable que estés embarazada.
PRIMEROS SÍNTOMAS:
La concepción se produce en el momento de la ovulación que, cuando el
ciclo menstrual de la mujer es regular, ocurre 14 días después del inicio de la regla. Esto quiere decir que cuando la regla no aparece lo normal es que la mujer ya lleve dos semanas embarazada.
Durante la primera semana, el óvulo fecundado ha viajado por la trompa de Falopio hacia el útero, donde se implanta. El organismo incrementa los niveles de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG) (que estimula la maduración del óvulo y lo mantiene hasta que la placenta está lista para alimentar al feto), de estrógenos, y de progesterona (que prepara al útero para recibir al óvulo y a las mamas para la lactancia).
Esta explosión hormonal tiene consecuencias que, en algunos casos, como el aumento del tamaño y la sensibilidad de los pechos, suelen ser evidentes. La gonadotropina, también conocida como hormona del embarazo, está relacionada, además, con las náuseas, otro síntoma que puede hacer sospechar precozmente del inicio de la gestación.
Veamos más al detalle los primeros síntomas indicativos del embarazo:
Aumento del pecho
Suele ocurrir desde el principio, en cuanto el óvulo se implanta en el útero, y antes de que el retraso de la menstruación despierte sospechas. No es que en la primera semana de embarazo necesites una talla más de sujetador, pero notarás los pechos más llenos, como con más volumen, y además estarán más sensibles de lo habitual. A medida que pasan los días, esto se intensifica, los sientes más pesados y algo doloridos. Sin embargo, esto también les ocurre a muchas mujeres durante el síndrome premenstrual, o incluso durante la ovulación, y la diferencia resultará más evidente a partir de la tercera semana de embarazo, cuando la menstruación lleva una semana de retraso. La “culpa”, en este caso, es de las hormonas (progesterona, estrógenos, prolactina), que intervienen en la preparación de los pechos para la función de amamantar.
Cansancio y somnolencia
También desde los primeros días es muy frecuente sentir más cansancio y ganas de dormir de lo habitual. Si este síntoma se presenta aislado puede pasar desapercibido porque lo achaques a otras circunstancias, como haber dormido poco entre semana por quedarte hasta tarde levantada y luego tener que madrugar para ir al trabajo, que sea verano y el calor excesivo te produzca cansancio, haber realizado algún esfuerzo adicional recientemente... En el embarazo, el organismo empieza a producir más sangre y gasta más energía. Además, el reposo favorece la recuperación del desgaste que se produce a consecuencia de los grandes cambios metabólicos y hormonales. Por otra parte, mientras descansas no corres ningún riesgo que interfiera con el bienestar del futuro bebé, así que puede considerarse incluso un recurso de la naturaleza para favorecer el desarrollo del embrión.
Ganas de orinar frecuentes
El útero se agranda y oprime la vejiga, y esto provoca que la mujer sienta la necesidad de hacer pis con mayor frecuencia. Este síntoma a veces aparece muy pronto, cuando no hay ningún otro signo que indique la posibilidad de embarazo. También puedes padecer
estreñimiento y distensión abdominal, porque la progesterona influye en la ralentización del tránsito intestinal, con la consiguiente producción de gases y retraso en la evacuación.
Antojos
Se ha hablado mucho de los famosos antojos de las embarazadas, y la realidad es que existen, aunque no todas las mujeres los tengan... Lo mismo se puede decir de ciertas aversiones (al café, al tabaco, a ciertos olores...) que experimentan algunas embarazadas antes incluso de saber que lo están. Puede que no haya una explicación científica, pero al igual que el cuerpo a veces reclama una ración de azúcar porque el nivel de glucosa en sangre ha bajado, tal vez el organismo de la embarazada le esté avisando de la necesidad de ingerir algún tipo de nutriente o vitamina que contenga el “antojo” y, en el caso de las aversiones, puede estar rechazando de manera natural aquello que resulta perjudicial para su nuevo estado.
Percepción de olores
Se agudiza el sentido del olfato, de ahí que ciertos olores también resulten más desagradables, ya que los percibes con mayor intensidad. Las mujeres que no tienen especialmente desarrollado el sentido del olfato pueden apreciar mejor este síntoma, ya que posiblemente ahora detecten olores que antes les pasaban desapercibidos.
Náuseas
Las temidas náuseas, que no tienen por qué ser matinales, y que a veces desembocan en vómitos, suelen estar relacionadas con el aumento del nivel de la hormona del embarazo, la gonadotropina coriónica humana (hCG). Esta hormona comienza a aumentar alrededor de una semana después de la concepción, cuando el óvulo llega al útero, y su nivel en sangre se duplica cada dos días desde entonces, hasta alcanzar su máxima concentración al final del primer trimestre. Las náuseas y ascos, que se acentúan frente a ciertos alimentos y olores, pueden aparecer a finales de la tercera semana de embarazo, es decir, en los primeros días de retraso menstrual, así que te ayudarán a confirmar las sospechas. Su intensidad dependerá de tu sensibilidad frente a la acción de las hormonas y a veces se acompañan de mareos.
Ligero sangrado vaginal
Se conoce como sangrado de implantación, y no todas las embarazadas lo experimentan. Se produce cuando el óvulo fecundado invade el endometrio para anidar en este, y se trata de una pequeña cantidad de sangre que se expulsa generalmente un poco antes de la fecha en la que debería bajar el periodo. Esta sangre es menos espesa que la de la regla, y su color generalmente es rosado con tonos marrones; además, se trata de un flujo siempre ligero, a diferencia de la regla donde el sangrado es leve al principio, después se intensifica, y vuelve a ser escaso al final. Durante la implantación también puedes sentir dolor en la pelvis.
Cambios en el estado de ánimo
Es muy normal que la mujer embarazada experimente cambios de humor y una sensibilidad más acusada de lo normal. Puede que le des más importancia a ciertas cosas, que estés más susceptible, que alternes la melancolía con la euforia. Claro que esto a veces también se debe a estímulos externos y no tiene por qué estar relacionado con el embarazo, pero si te encuentras más emotiva de lo habitual podrías estar esperando un bebé.
Retraso de la menstruación
Para todas aquellas que no han tenido síntomas, o los han relacionado con las típicas molestias premenstruales, la ausencia de la regla si sus ciclos son regulares puede ser el primer indicio de embarazo. En cualquier caso, si tu menstruación se retrasa es necesario confirmar si se trata de un embarazo, por lo que ha llegado el momento de que te realices una prueba casera, o acudas al médico para comprobarlo cuanto antes. Es importante que sepas que algunas mujeres siguen teniendo sangrados regulares, similares a la regla, durante algunos meses estando embarazadas, por lo que si tienes síntomas de embarazo, o los sangrados son anormales, debes consultarlo igualmente con tu médico.
LA PRUEBA DE EMBARAZO:
La prueba del embarazo es una prueba fiable, muy fácil de realizar y cuyo funcionamiento es muy sencillo, ya que confirma si estás embarazada cuando detecta en tu orina la presencia de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG).
Puedes adquirir el test de embarazo en la farmacia, y debes leer atentamente las instrucciones antes de utilizarlo. Es aconsejable que te hagas la prueba con la primera orina de la mañana, ya que es la que presenta mayor concentración de gonadotropina. Debes aplicar unas gotas de orina en la zona del dispositivo indicada para tal fin, o incluso colocar esta parte bajo el chorro de orina directamente. Tras unos minutos, la sustancia impregnada en el dispositivo reacciona ante la presencia de la hormona y, dependiendo del test, te ofrece los resultados mediante un cambio de color o un signo positivo (+) o negativo (-).
Esta prueba, si se realiza correctamente, es muy raro que dé falsos positivos, pero debes tener en cuenta que existen otras condiciones que pueden mantener elevados los niveles de gonadotropina durante un tiempo, como ocurre por ejemplo tras un
parto o un
aborto.
Si el resultado es negativo puede deberse a que el nivel de hCG en sangre todavía no es suficiente, por estar muy a principios del embarazo, por lo que puedes repetirte la prueba en unos días.
Estos test son cada vez más sensibles y, dado que la hormona ya se encuentra en la sangre y orina de las embarazadas incluso diez días después de la concepción, pueden detectar la hCG cuando la regla sólo lleva uno o dos días de retraso, es decir, tan solo 15 o 16 días después de haber mantenido relaciones sexuales, cuando los niveles de gonadotropina son todavía bajos. Para evitar falsos negativos, sin embargo, lo mejor es que esperes a que la regla se te haya retrasado entre 6 y 10 días.
PARA CONFIRMAR:
Si la prueba ha resultado positiva, o sigue sin bajarte la regla, debes acudir a tu ginecólogo. Los
análisis de sangre y orina confirmarán el embarazo pero, además, si te realiza una
ecografía transvaginal se observará el saco gestacional a partir de la
cuarta semana de embarazo y, hacia el final de la
quinta semana, puede apreciarse el latido cardiaco del embrión en desarrollo.
Antes de la cuarta semana, sin embargo, no es posible detectar la presencia del embarazo con la ecografía, ya que el rango de resolución de esta prueba es a partir de un milímetro, tamaño que no alcanza todavía el producto de la gestación. Por este motivo, se utilizan los análisis de laboratorio, porque el análisis de sangre, por ejemplo, permite confirmar el embarazo antes incluso del retraso de la menstruación.
El ginecólogo te consultará acerca de la fecha de tu último periodo, pero si
tus ciclos no son regulares, podrá comprobar la edad gestacional gracias a la ecografía que, cumplidas cinco semanas de embarazo, proporciona datos sobre las características embrionarias.
También puede solicitar un
análisis cuantitativo de la gonadotropina, porque los valores de esta hormona se corresponden con el grado de desarrollo del embarazo, y que los niveles no sean los adecuados puede indicar que hay alguna anomalía como un
embarazo ectópico, o que existe riesgo de
aborto.