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viernes, 2 de noviembre de 2012

Mamá a LOS 35 AÑOS


Ser madre a partir de los 35 años
Los cambios evidentes en la sociedad han dado un papel más predominante a la mujer, especialmente en el mundo laboral. Este puede ser tan solo uno de los motivos por los que la edad para ser madre se ha ido retrasando cada vez más. La mayor capacidad de elegir el momento oportuno para ser mamá, la posibilidad de acceder a estudios de mayor grado o la dificultad para ahorrar e irse de casa antes, son algunos otros motivos que podríamos esgrimir.
Lo cierto es que las agujas del reloj biológico que despiertan el instinto materno de las españolas cada vez se retrasan más. Según un reciente estudio la edad media a la que se tienen hijos en España ronda los 30 años (29’3 años para ser exactos). Otros estudios hablan de que un 30% de las mujeres tiene su primer hijo pasados los 35 años, o de que un tercio de las mujeres no ven un problema ser madre cumplidos los 45 años. Pues bien, aunque no hay una edad idónea definida para traer un bebé al mundo, si conviene conocer los riesgos o posibles complicaciones de hacerlo superada una cierta edad.
La fertilidad pasados los 35
Las tasas de fertilidad disminuyen notablemente con la edad (a partir de los 35 años el porcentaje de posibilidades de conseguir un embarazo es de un 10% mensual, que desciende al 1% después de los 45 años). A pesar de esto, muchos embarazos tardíos ocurren sin que se hayan planificado. A finales de 2009, por ejemplo, una mujer española dio a luz a su primera hija cuando ya había cumplido 46 años y, lo más sorprendente del caso, sin que hubiera sido consciente en ningún momento de estar embarazada, hecho que descubrió tres días antes del parto cuando acudió a su médico de familia porque se encontraba cansada y tenía un bulto en el vientre. Esta mujer, que llevaba más de 20 años casada y deseando tener descendencia, no es la única que lo consigue de forma natural y por sorpresa pasados los 40 años.
A partir de cierta edad, sin embargo, las mujeres suelen planificar el embarazo y, cuando se presentan dificultades, recurren a los tratamientos de estimulación ovárica o a las técnicas de reproducción asistida. Cualquier mujer que desee quedarse embarazada, con independencia de su edad, debería adoptar una serie de medidas antes de la concepción, que mejoraran su estado de salud y disminuyeran la posibilidad de que se presenten complicaciones durante el embarazo. Y esto es especialmente importante cuando la futura madre tiene más de 35 años, porque hay estudios que relacionan el incremento de la edad materna con una mayor incidencia de complicaciones como preeclampsia, diabetes gestacional, hemorragias, y partos prematuros o por cesárea.
Si bien es cierto que el envejecimiento afecta a todo el organismo, y con la edad somos más propensos a sufrir ciertas afecciones como hipertensión arterial o diabetes, una mujer de 30 años obesa y fumadora, por ejemplo, puede presentar un mayor riesgo obstétrico que una mujer de 40 años sin enfermedades previas, y con un peso adecuado y hábitos saludables. Por lo tanto, es necesario tomar cada caso individualmente.
POSIBLES COMPLICACIONES:
A partir de los 35 años disminuye la fertilidad, y también lo hace la calidad de los ovocitos. Los estudios indican que, además, aumenta el riesgo de problemas cromosómicos en el feto, como el síndrome de Down; aunque a partir de los 35 años también se produce un mayor número deabortos espontáneos, frecuentemente relacionados con los trastornos cromosómicos que presenta el feto. Así, si el óvulo es defectuoso, hay muchas posibilidades de que el embarazo no siga adelante y no llegue a nacer un bebé con este tipo de problemas. Sin embargo, hay que informar a la paciente sobre los riesgos de trastornos cromosómicos fetales, y las pruebas de diagnóstico prenatal que, como la amniocentesis, permiten detectar estas alteraciones.
Existe una prueba, la ecografía genética del primer trimestre, que se realiza entre las semanas 11 y 14, que evalúa el riesgo de sufrir problemas fetales cromosómicos, genéticos y congénitos, detectando ciertas características que, aunque no constituyen una malformación, están asociadas a un incremento del riesgo de padecer alguna anomalía cromosómica; si la prueba determina un riesgo elevado está indicado realizar la amniocentesis.
En general, el embarazo en mayores de 35 años se complica si la madre presenta enfermedades previas, asociadas o no al envejecimiento natural, y se considera que un embarazo es de alto riesgo cuando la mujer tiene hipertensión arterial, diabetes, insuficiencia renal, trastornos cardiacos, enfermedades autoinmunes, obesidad, etc. Una vez descartada la presencia de problemas de salud en la futura madre y de problemas en el feto, y superado el riesgo de aborto del primer trimestre, hay muchas posibilidades de que el embarazo transcurra con total normalidad con independencia de la edad materna.
CONSEJOS:
Lo más aconsejable es informar al ginecólogo de la intención de ser madre si has sobrepasado los 35 años de edad. El médico elaborará una historia clínica para descubrir los posibles factores de riesgo (enfermedades, antecedentes familiares, hábitos nocivos, etcétera) que podrían complicar el desarrollo del embarazo, y esta información le servirá para realizar un seguimiento más adecuado de la gestación, teniendo en cuenta las características propias de la paciente. Esto se conoce como control preconcepcional y permite descartar, diagnosticar o controlar, todos aquellos trastornos que constituyen un riesgo potencial para el embarazo.
Otras medidas que puedes adoptar son:
  • Empieza a tomar ácido fólico, porque se ha comprobado que las mujeres que lo toman al menos un mes antes de quedarse embarazadas reducen significativamente el riesgo de que el bebé presente malformaciones congénitas como la espina bífida.
  • Incrementa la ingesta de ácidos grasos omega 3, presentes en alimentos como el pescado azul (atún, caballa, sardinas, salmón, trucha, anchoas...), frutos secos como las nueces, algunos mariscos, etc. Los omega 3, además de prevenir problemas de hipertensión en la futura madre, favorecen la maduración del sistema nervioso del feto.
  • Evita el consumo de tabaco y los ambientes contaminados. Está ampliamente demostrado que el tabaco resulta nocivo para el feto, y se relaciona con partos prematuros y bajo peso del bebé al nacer. La salud de la madre también se beneficiará del abandono de este hábito.
  • No bebas alcohol. No está comprobado que exista una cantidad mínima segura para el feto, por lo que es mejor eliminarlo totalmente de la dieta. Una de las consecuencias más graves de beber durante el embarazo es el síndrome fetal alcohólico, que es irreversible y puede ocasionar malformaciones congénitas, retraso en el crecimiento, dificultades de aprendizaje, defectos visuales o auditivos, problemas de conducta, etc.
  • Haz ejercicio. Así mejorarás tu forma física y evitarás coger peso. Además, el ejercicio ayuda a controlar el estrés y aumenta la sensación de bienestar.
  • Controla las enfermedades crónicas, como la diabetes y la hipertensión, que son más frecuentes a partir de cierta edad, y que inciden negativamente tanto en la salud del feto como en la de la madre durante el embarazo. Si ya padeces alguno de estos trastornos, el hecho de controlarlos adecuadamente, antes y durante la gestación, mejora el pronóstico y reduce el riesgo de complicaciones asociadas como malformaciones fetales, retraso del crecimiento intrauterino, anomalías en la placenta, parto prematuro o por cesárea, etcétera.
  • Averigua si has padecido enfermedades infecciosas como la toxoplasmosis y la rubéola, ya que en caso contrario es necesario que tomes una serie de medidas preventivas para no padecerlas durante el embarazo, debido a que tienen efectos muy perjudiciales para un feto en desarrollo.


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