Una investigación lanzada por la Asociación
Americana del Corazón asegura que el consumo de dos productos
probióticos al día, sustancia que regula la flora intestinal y que está
presente en yogures y lácteos, no sólo ayuda en males digestivos, sino
que logra mantener el colesterol en niveles saludables.
Una buena noticia para quienes consumen productos lácteos y una buena
razón para quienes no lo hacen: con éstos puedes prevenir el
colesterol.
Un nuevo estudio difundido por la Asociación Americana del Corazón
(en inglés, American Heart Association) ha revelado que dos dosis
diarias de probiótico reducen el colesterol en la sangre.
Los probióticos son microorganismos vivos comúnmente presentes en el
yogur o en suplementos dietéticos, que tienen efectos beneficiosos en la
salud.
La investigación fue realizada por científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad McGill, en Canadá.
El estudio de nueve semanas incluyó a 127 pacientes adultos con
colesterol alto. Su objetivo fue investigar si el mismo probiótico
podría disminuir el colesterol LDL y reducir los niveles sanguíneos de
ésteres (moléculas) de colesterol.
Y el resultado fue que casi la mitad de los pacientes que recibieron
probiótico dos veces al día, tenían un 11,6% menos de LDL, el 6,3% de
reducción de ésteres de colesterol y 8,8% menos de ácidos grasos
saturados, en comparación con los pacientes que recibieron cápsulas de
placebo.
¿Qué son los probióticos?
Los resultados del estudio también mostraron que el probiótico separó
las sales biliares, que conducen a la absorción de colesterol en el
intestino.
Los probióticos son microbios "buenos" que se pueden ingerir para
ayudar a combatir algunas enfermedades, y que se utilizan como bacterias
"beneficiosas", según indican los Centros para el Control y Prevención
de Enfermedades (CDC, su sigla en inglés).
Uno de los probióticos más conocidos y utilizados es el Lactobacillus acidophilus.
En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos
(FDA) clasifica los probióticos como suplementos alimentarios. Eso
significa que no deben demostrar su efectividad antes de llegar al
mercado, pero también implica que no se pueden promocionar para el
tratamiento o la prevención de enfermedades, señala la Biblioteca
Nacional de Medicina.
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