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miércoles, 7 de noviembre de 2012

¿Tu hijo tiene el síndrome del Emperador?


¿Vuestro hijo impone su ley en casa? ¿Imposible decirle que no sin que estalle en un ataque de ira? ¿Sus llantos y rabietas agotan vuestra paciencia? Puede que esté sufriendo el Síndrome del Emperador, un fenómeno cada vez más frecuente en el que se invierten los papeles: los hijos dominan a los padres y, en los casos más extremos, les maltratan.

El niño tirano, ¿nace o se hace?

Aunque no existe ningún cuadro clínico con esa denominación, se usa la expresión Síndrome del emperador para referirse a niños que presentan determinadas características como insensibilidad emocional, poca responsabilidad ante el castigo, dificultades para desarrollar sentimientos de culpa y ausencia de apego hacia los progenitores y otros adultos.
En general, se tiende a culpar en primer lugar a los padres de este tipo de conductas por ser demasiado permisivos y protectores con sus hijos; aunque también influye el ambiente porque los niños de hoy en día viven en una sociedad consumista, individualista y que prima el éxito fácil y rápido por encima de todo. Además, puede existir una predisposición genética de carácter que explicaría por qué dentro de la misma familia, y en las mismas condiciones, sólo se ve afectado un miembro.
Además, no existe un patrón. Unas veces es el hermano pequeño; otras, el mayor; otras, hijo único o adoptado, otra hijos de padres mayores, de familia monoparental, etcétera. Eso sí, parece que se da más entre clases altas y medias y entre niños que niñas, aunque las niñas están ganando terreno.
¿Cuándo se gesta?
La estructura familiar ha cambiado mucho, el matrimonio ya no dura toda la vida -los divorcios y recomposiciones están a la orden del día-, los hijos únicos son legión y, además, tenemos a los hijos cada vez más tarde o los adoptamos. En este caldo de cultivo es fácil que un niño se convierta en un bien precioso cuyos deseos siempre hay que satisfacer, que no puede sufrir ni conocer límites ni disciplina.
Hasta el año, todos los bebés son pequeños déspotas: los demás sólo existen para satisfacer sus necesidades. A partir de ahí, va aprendiendo estrategias para salirse con la suya, un asalto al poder progresivo e imparable si no encuentra ninguna resistencia. Como las famosas y temidas rabietas, por ejemplo, una manifestación de descontento normal, pero que hay que saber atajar.
Hacia los cuatro años, lo habitual es que el niño ya sea capaz de verbalizar su rabia y, a los cinco, de controlarse más o menos. No es el caso de los niños tiranos, que intentan imponer de manera sistemática su voluntad, son agresivos, sufren constantes rabietas en lugares públicos y convierten el día a día de toda la familia en un calvario. Los padres acaban por rendirse con sucesivas renuncias con tal de lograr una paz precaria. Se convierten en maestros en el arte de evitar potenciales conflictos y ya no se atreven a pedirle nada a su hijo a menos que estén seguros de su respuesta. Y el niño mimado pasa a ser el rey de la casa, de ahí a niño tirano, y por último, si la agresividad persiste, se trasforman en adolescentes descontrolados y maltratadores de sus padres.
En la memoria 2011 de la Fiscalía General se duplicaron los expedientes incoados por esta causa -unos 9.000-, y eso que, según los expertos, sólo en uno de cada ocho casos se denuncia.
Fuente: http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=5463139570649173661#editor/src=header

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