por Andrea Pacheco
"Fueron nueve meses de dudas e incertidumbres, hoy es el momento cumbre, por fin ha empezado el show... Nació mi niño, abran los balcones, beban rones, rompan lo que quieran que lo pago yo"... Así dice la canción de Rubén Blades titulada "El Nacimiento de Ramiro", y es que escuchándola recientemente pude revivir la emoción que involucra el nacimiento de tus hijos, no importa cuál el primero, segundo, quinto, supongo que para todos es la misma satisfacción, lágrimas y risas cuando ves a tu hijo por primera vez, también me hizo recordar esas maripositas que sientes en el estómago cuando con tu bebé en brazos descubres los miedos y las dudas que implican la maternidad.
El show ha comenzado: tu bebé se despierta y te emocionas, el primer cambio de pañal, su primer baño, su sonrisita de medio lado mientras duerme, te llenas de amor, ríes, lloras, no sabes muy bien cómo expresar esa vorágine de sentimientos que vienen a ti, además viene el desfile de familiares y amigos interesados en conocer a tu hijo, y a los dos o tres días comienza esa etapa de mayor intimidad, reflexión y unión familiar. Es el momento de desplegarte para hacerte cargo de tu bebé, para darle a través de cada cuidado todo el amor que tu corazón alberga, pero también es un momento que genera muchos dudas y temores, grandes y pequeños.
Todos estos sentimientos son normales y comúnes, no te sientas extraña, todas pasamos por eso porque aunque nos creemos "súper mamás", es de humanos sentir dudas, querer llorar de vez en cuando, querer hacerlo bien, en especial en este momento que esa cosita pequeñita e indefensa depende solo de lo que nosotros le demos.
Mamá, este es el momento de aceptar el apoyo y la colaboración que te ofrece la abuela, la mejor amiga que ya pasó por lo mismo, la facilitadora de parto que ha estudiado para darte apoyo, porque asúmelo vas a estar agotada, puede ser que llegue la noche y te descubras con el mismo pijama de la noche anterior, sin haber comido nada más luego del desayuno. Por eso hoy quiero contarte cuáles fueron mis puntos débiles y cómo los solucioné, para así ayudarte a vivir una mejor experiencia, en esas primeras semanas de adaptación con tu hijo.
- La comida: de verdad con mi primer niño la única comida fuerte segura que tenía era la que me traía mi esposo en las noches cuando salía de su trabajo, en el día nunca sabía si tenía la oportunidad de cocinar y comer. Para resolver esto en mi segundo y tercer embarazo dejé comida congelada por lo menos para una semana, sólo debía calentar y comer. Para las semanas siguientes ya había pensado el menú con lo cual cualquiera tenía la lista completa del mercado y sabía que se necesitaba cada día y podía ayudarme a prepararlo. Por supuesto si estás en la casa de alguien esto es una preocupación menos y si alguien te pregunta qué necesitas, no dudes en pedir una rica pasta, una ensaladita o una parrilla dependiendo de tu hambre.
- Aseo personal: si no has vivido la experiencia quizás pensarás que estoy loca, como lo creí yo cuando escuchaba las anécdotas de otras de mis amigas, pero si cocinar y comer me resultaba muchas veces difícil, cambiarme de ropa, bañarme, depilarme y un largo etcétera también. La primera semana corre apenas tengas 5 minutos libres y si no estás muy cansada, por supuesto. Cuando se acerque tu fecha de parto intenta tener las uñas recién hechas, estar depilada, con el cabello de peluquería o recién lavado como para que si no te da chance de lavarte el cabello en tres días no sufras más de lo necesario. Igual ese olor concentrado a leche materna es perfecto para que tu bebé te encuentre e identifique donde estés. Ya entre la segunda y tercera semana sabes que hay una hora en la que comer y bañarte puedes hacerlo sin ningún inconveniente.
- Lactancia: para esto debería escribir un único post, porque son miles los consejos antagónicos que llegan sobre este tema, sin hablar de los que te invitan a darle fórmula a pesar de tu convicción con la lactancia materna exclusiva. Para esto asiste desde tu embarazo a cursos introductorios a la lactancia y apóyate en una consejera de lactancia a la que puedas acudir cada vez que se presente algún temor o duda.
- Descanso: mi mejor consejo es que cuando tu bebé duerma, hazlo tú también, con mi primer hijo tanto papá como yo velábamos el sueño de nuestro bebé en su cuna, y al final de la primera semana éramos 2 zombies andantes, mi pediatra me dijo: ¿por qué no prácticas el colecho y duermes junto a él? y desde la primera noche que lo pusimos en nuestra cama hemos dormido mucho mejor. Por supuesto debes despertarte varias veces en la noche a darle pecho a tu bebé, pero dormir con tu hijo en la cama es relajante para grandes y pequeños lo que asegura un mejor descanso.
El show continuará, su primera comida, su primeros pasos, su primer día de colegio, probablemente habrá muchas otras dudas y situaciones, para esto rodéate de pares, es decir de personas que hayan vivido o estén viviendo lo mismo que tú y en las que confíes, asiste a grupos de apoyo post natales, e intenta sonreír, relajarte y amar porque vas a ser mamá.
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