Los ácidos grasos omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados esenciales, que el cuerpo humano no puede elaborar a partir de otras sustancias y que, por lo tanto, ha de ingerir a través de la dieta, ya que son necesarios para que se desarrollen correctamente funciones básicas del organismo como el metabolismo lipídico, la coagulación y presión sanguíneas, o la regulación de los procesos inflamatorios. También contribuyen al buen funcionamiento del cerebro, el sistema inmune y el sistema nervioso.
Los principales ácidos grasos omega 3 son el ácido linolénico (de cadena corta), el eicosapentaenoico (EPA) y el docosahexaenoico (DHA), ambos de cadena larga. Aunque el ácido linolénico es imprescindible para el organismo, los EPA y los DHA tienen la capacidad de prevenir o contrarrestar las consecuencias de ciertas enfermedades, como las de tipo cardiovascular. Por este motivo, aquellos alimentos que han sido enriquecidos con omega 3 deben contener EPA y DHA y no solo ácido linolénico.
Omega 3 y omega 6
Los omega 6 son derivados del ácido linoleico y también son necesarios para el organismo, pero su consumo excesivo está relacionado con la aparición de procesos inflamatorios y arteriosclerosos.
Es muy importante que exista una correcta relación en la proporción en que se ingieren los ácidos grasos omega 3 y omega 6. La proporción ideal es la que contienen las semillas de cáñamo, tres partes de omega 6 y una parte de omega 3 (3/1), aunque las proporciones 4/1 y 5/1 también son beneficiosas para la salud. Algunos estudios nutricionales han descubierto que las dietas occidentales, y especialmente la estadounidense, pueden llegar a tener proporciones 10/1 e, incluso, 30/1, lo que incide negativamente sobre la salud.
La falta de aporte de ácidos grasos omega 3 puede provocar un desequilibrio entre ambos (omega 3 y omega 6) y, para corregirlo, es preciso incrementar el consumo de alimentos que contengan mayor cantidad de omega 3 frente a omega 6, tomar suplementos de omega 3 (cuando no pueda obtenerse a través de una dieta adecuada) y disminuir, además, el consumo de aquellos alimentos con una cantidad excesiva de omega 6.
BENEFICIOS:
Durante la década de los 70 se realizaron algunos estudios que comprobaron que consumir frecuentemente pescado azul reducía la incidencia de enfermedades cardiovasculares. Poco después, en 1982, el bioquímico Ralp Holman analizó el tipo de pescado consumido por los esquimales (población que se caracterizaba por la escasa incidencia de infartos y otras afecciones cardiovasculares) y descubrió la presencia de ácidos grasos omega 3 en estos pescados.
Entre los efectos beneficiosos de los ácidos grasos omega 3 destacan:
- Tienen propiedades antiinflamatorias que contribuyen a aliviar los síntomas de enfermedades como la artritis reumatoide.
- Protegen contra las enfermedades cardiovasculares, porque reducen los niveles de triglicéridos en la sangre, disminuyen la presión arterial y evitan que se formen trombos en los vasos sanguíneos gracias a su efecto vasodilatador.
- Favorecen el funcionamiento del sistema inmunológico.
- Previenen ciertos tipos de cáncer (mama, colon y próstata).
- Reducen los síntomas de las personas asmáticas y mejoran su función pulmonar.
FUENTES:
El pescado y el marisco constituyen la principal fuente de omega 3 presente en la dieta, especialmente el pescado azul como: salmón, atún, bonito, caballa, sardinas, trucha, arenque, chicharro o anchoas.
Entre los mariscos, lo hallarás en las gambas, los mejillones y las ostras.
También se encuentran en alimentos vegetales como los cañamones, las nueces, las semillas de lino y de soja, y el sacha inchi (una variedad de cacahuete típico de Perú).
Alimentos enriquecidos con omega 3
Cada vez es más frecuente encontrar en los comercios alimentos enriquecidos con omega 3(leche, quesos, huevos, galletas, zumos...). Se trata de alimentos funcionales que añaden a la dieta habitual un aporte extra de aquellos nutrientes esenciales que no siempre ingerimos en la cantidad necesaria, en este caso omega 3.
Sin embargo, con una dieta equilibrada, que contemple un consumo adecuado de pescado azul, frutas y verduras, se puede conseguir la cantidad necesaria de omega 3 (dos o tres gramos semanales). Los expertos recomiendan consumir al menos dos o tres raciones de pescado azul (unos 400 gramos) a la semana. No es perjudicial consumir alimentos enriquecidos con omega 3, pero hay que tener en cuenta que no son un sustituto del pescado azul que, además de contener mayor cantidad de omega 3, tiene otras ventajas nutricionales importantes.
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