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jueves, 1 de noviembre de 2012

CISTITIS


¿Qué es la cistitis?

La cistitis es una infección de la parte baja del tracto urinario, en concreto de la vejiga, que es causada por bacterias.
Su incidencia es mayor en el sexo femenino, debido a que las mujeres tienen la uretra más corta y se encuentra más cerca del ano, lo que permite a las bacterias llegar con facilidad a la apertura de la vagina y, de ahí, hasta la uretra y la vejiga.
Por el contrario, el hombre tiene la uretra más larga, y además la próstata secreta una sustancia con un efecto bactericida, que evita el ascenso espontáneo de los microorganismos. Se estima que entre el 10 y el 20% de las mujeres sufrirán al menos un episodio de cistitis a lo largo de su vida, que serán recurrentes en el 20% de los casos.
La edad de mayor incidencia en la mujer es entre los 20 y los 40 años. En el hombre las cistitis son más frecuentes durante los primeros años de vida, asociadas a la posible existencia de anomalías en el tracto urinario, y a partir de los 50 años debido al incremento, a partir de esta edad, del desarrollo de patologías prostáticas.

Causas de la cistitis

Existen numerosos microorganismos que pueden infectar las vías urinarias, aunque los más comunes son los bacilos gramnegativos. El agente etiológico más frecuente es el bacilo intestinal Escherichia coli, responsable de un 80% de las infecciones agudas. El 20% restante incluye microorganismos como Staphylococcus saprophyticus,Proteus mirabilisProteus vulgarisKlebsiella sp.,Streptococcus faecalis y Pseudomonas aeruginosa. Un 5% de las infecciones son polimicrobianas, y las asociaciones que se producen con mayor frecuencia en estos casos sonE. coli y P. mirabilis en el 60% de los casos, y E. coli junto a enterococo en el porcentaje restante.
Durante el embarazo, los agentes causantes de la infección son los mismos que los hallados en las mujeres no embarazadas; sin embargo, es posible detectar en menor medida aEnterococcus spGardnerella vaginalis y Ureaplasma urealyticum. En el caso de las infecciones complicadas, E. coli sigue siendo el principal agente causante.
Los pacientes sondados suelen presentar infecciones polimicrobianas. Hongos, como Candida sp., tienden a encontrarse en pacientes diabéticos, inmunosuprimidos, o en aquellos que están recibiendo antibióticos de amplio espectro.

Síntomas de la cistitis

En el caso de bacteriuria sintomática, el paciente con cistitis puede presentar los siguientes síntomas, sumados a la presencia de una concentración bacteriana en la orina de > 105 unidades formadoras de colonia (UFC)/mL.
  • Disuria o micción dificultosa, dolorosa e incompleta de la orina. Es un síntoma muy molesto descrito por el paciente como ardor o dolor al inicio o al final del chorro miccional.
  • Polaquiuria o  aumento en el número de micciones.
  • Tenesmo o sensación de ganas de orinar, aun con escasa cantidad de orina en la vejiga.
  • Dolor justo encima del hueso púbico.
  • Orina opaca y con olor desagradable.
  • Hematuria o presencia de sangre en la orina. Aparece en cerca del 30% de los casos.
  • Algunas veces se puede presentar fiebre (> 38ºC).
Otras veces, el paciente no presenta ninguno de los síntomas de cistitis anteriormente mencionados, pero se le detecta una concentración bacteriana > 105 (UFC)/mL, con una o dos especies de microorganismos en la orina.

Tratamiento de la cistitis

El tratamiento de la cistitis depende de si es complicada o no complicada, y se deben tener en cuenta los factores de riesgo. El tratamiento con antibióticos contribuye a la eliminación de los microorganismos, al alivio de la sintomatología y previene la aparición de complicaciones, recurrencias o la cronificación del proceso.
El enfoque terapéutico es diferente ante un episodio esporádico o uno con cistitis de repetición. Los episodios esporádicos en mujeres tienden a tratarse de forma empírica. El antibiótico elegido debe ser efectivo frente a los patógenos habituales, alcanzar concentraciones suficientes en orina y con toxicidad baja, como las cefalosporinas, quinolonas, aminoglucósidos o fosfomicina trometamol. La vía de administración de elección, salvo que no sea posible, es la oral.
Respecto a la duración del tratamiento, algunos autores afirman que la terapia monodosis consigue la curación clínico-bacteriológica en más del 80% de los casos de cistitis no complicadas. Sin embargo, la pauta más aceptada actualmente es la de tres días con un antimicrobiano de amplio espectro, para que cese la sintomatología y el urocultivo sea negativo.
La tasa de resistencia microbiana a los antibióticos ha sufrido importantes variaciones en la última década. Las cepas de E. coli han mostrado un notable incremento en la resistencia a los antimicrobianos de uso habitual, sobre todo a quinolonas. Por tanto, las quinolonas, en España, no son actualmente un fármaco de primera elección.
Las opciones de tratamiento recomendadas para las cistitis incluyen la fosfomicina, algunos beta-lactámicos y cefalosporinas orales de segunda y tercera generación, y el cotrimoxazol (si las tasas de resistencia son menores del 10-20%).
En el caso de cistitis recurrentes, además del tratamiento antibiótico del episodio agudo, se contemplan también factores anatómicos o funcionales y la realización de prácticas higiénico dietéticas profilácticas, como la abundante ingesta hídrica, el lavado perineal frecuente, no retrasar la micción ante el inicio del deseo, o vaciar la vejiga antes y después del coito. El tratamiento antibiótico en estas pacientes suele ser de 3-7 días, desaconsejándose la dosis única. Si las infecciones persisten, se hace necesaria la administración de antisépticos urinarios profilácticos.
Otros tratamientos complementarios incluyen la aplicación tópica de estrógenos intravaginales a bajas dosis, y la administración de yogures orales ricos en Lactobacillus (o tópicos), que disminuyen la colonización vaginal por enterobacterias y también contribuyen al control de los episodios.


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