Lo esencial es comprobar si los síntomas mejoran
los fines de semana y, sobre todo, en vacaciones, cuando el trabajador
se aleja de la sustancia que le causa la reacción.
El trabajo causa “alergia” a personas que, por muy cumplidoras que
sean, sufren alguna reacción de hipersensibilidad por la manipulación de
sustancias ligadas a su actividad laboral.
Las alergias ocupacionales son una de las enfermedades profesionales
más frecuentes, si bien los expertos consultados coinciden en que están
infradiagnosticadas. Más aún en tiempos de crisis, en los que el
trabajador tiene miedo a consultar por temor a ser despedido.
Panaderos, peluqueros, empleados de fábricas de detergentes,
medicamentos o plásticos, agricultores, personal sanitario, trabajadores
de laboratorios o aquellos que manipulan madera son los que presentan
un mayor riesgo de sufrir alergia ocupacional o profesional.
Constituye un gran problema sanitario por el riesgo que supone para
la salud de los trabajadores afectados y tiene consecuencias tanto
económicas como para su calidad de vida, debido a la disminución de la
productividad y los costes sanitarios que se generan.
La característica principal de la alergia ocupacional es que los
síntomas se manifiestan solo en una parte de los empleados expuestos. Se
han descrito más de 300 sustancias que pueden producir alergia en el
medio laboral, si bien cada año se descubren nuevos agentes
responsables.
Cuanto más industrializado es un país, mayor es la prevalencia,
"porque hay más sustancias sensibilizantes", aseguró el doctor Miguel
Hinojosa, alergólogo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
Dentro de estas alergias, se pueden distinguir dos grandes grupos:
las respiratorias, causadas por inhalación, y las cutáneas, que se
desarrollan por contacto.
Una de cada cinco personas alérgicas en los países desarrollados
sufre alergia profesional; en la gran mayoría de los casos se trata de
asma ocupacional: una hiperactividad bronquial inducida por un agente
específico que se encuentra en el lugar de trabajo.
La harina de cereales es uno de los principales alergenos causantes
del asma ocupacional. De hecho, a esta alergia se la conoce
genéricamente como "asma del panadero" y es la más frecuente en todo el
mundo.
El polvo de las maderas, principalmente las exóticas (de samba, de
ukola o de ramin), el isocianato de touleno (plásticos o pinturas),
persulfatos (tintes y permanentes) o enzimas como la amilasa, la
bromelina o la papaína, presentes en los laboratorios farmacéuticos, son
otros agentes alergenos bastante frecuentes.
Se calcula que el 15 por ciento del asma en los adultos puede estar causado directa o indirectamente por el medio laboral.
También es frecuente la dermatitis alérgica de contacto, el otro gran
grupo de alergias ocupacionales. Dependiendo de la actividad, puede
afectar hasta un 10 por ciento de los individuos que trabajan con
sustancias contactantes.
En este caso, la lista da agentes es también interminable, aunque los
más conocidos son la resina de epoxi (pegamentos), el cromo presente en
el cemento o la parafrilendiamina que se encuentra en los tintes.
Según el doctor Hinojosa, la alerta la dan los síntomas: tos,
dificultad respiratoria, fatiga o pitos en el caso del asma e
inflamación, eccema, estrías o dolor en las manos si se trata de
dermatitis.
La doctora Fernández alerta sobre el desconocimiento que lleva a
pensar que, si un centro laboral cumple todas las medidas higiénicas y
ambientales que establece la ley de seguridad en el trabajo, no debe
haber ningún trabajador afectado. "Y esto no es así".
"Se puede ser alérgico a una sustancia aun cuando se cumpla toda la
normativa legal y esto es algo que muchas veces los médicos y los
técnicos de salud laboral no entienden", explicó.
Esta alergóloga insistió en la importancia del diagnóstico precoz de
esta patología, tanto por las consecuencias sobre la salud como
sociolaborales.
Se han dado casos, aunque raros, de gente a la que se diagnosticó
cuando aún estaba en proceso de aprendizaje y pudo reconducir a tiempo
su carrera profesional.
Una vez diagnosticada la enfermedad, el único tratamiento eficaz es
evitar totalmente la sustancia causante de la alergia, aunque los
expertos reconocen que no siempre es posible.
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