Con motivo del Día Mundial contra la Obesidad,
los expertos quieren concienciar a la población del peligro que supone
esta enfermedad que provoca al menos 2,8 millones de fallecimientos
anuales en todo el planeta y que afecta más a las mujeres que a los
hombres, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Un problema que junto con el sobrepeso se han convertido en el quinto
factor principal de riesgo de fallecimiento en el planeta, en el que
alrededor de unos cuarenta millones de menores de cinco años sufren
sobrepeso en 20120.
Para concienciar a la población española de esa importancia,
Instituto Médico Europeo de la Obesidad (Imeo) ha organizado la Semana
de Apoyo a la Mujer Obesa, que afecta más el sobrepeso a las mujeres que
los hombres. El Imeo ofrece un estudio gratuito a todas las mujeres con
sobrepeso u obesidad que lo deseen, dirigido a analizar la raíz de su
problema.
Aquellos que hayan participado y que quieran seguir adelante podrán
asistir a una consulta con un experto en la materia, para que se
conozcan las posibles soluciones a esta situación que se agrava cada
día. El Imeo y la Organización Mundial de la Salud recuerdan que la
obesidad y el sobrepeso se pueden evitar con hábitos como seguir una
dieta equilibrada, hacer ejercicio moderado regularmente y no fumar ni
abusar del alcohol.
Todo ello, junto con el aumento de paro también ha hecho que las
mujeres sean las grandes perjudicadas. Se ha convertido en una epidemia
que se ceba especialmente con las féminas por el alto precio de los
productos que ha obligado a que éstas busquen alimentos de menor calidad
y menos nutritivos.
Todo ello obligado por los continuos ajustes económicos de las
familias españolas en la que esta tendencia se ha ido incentivando con
los años. Además de ello, el momento en el que se ingiera la comida
también importa. Las mismas calorías pueden afectar de diferente manera
si se toman por la mañana o por la noche. Por ello, la relación entre
sueño y peso cada vez está más patente.
Investigadores estadounidenses se han dado cuenta de que hay un gen
en las células grasas que tiene un papel muy importante ya que funciona
como una especie de reloj de la grasa e influye en nuestro sistema
nervioso.
La Escuela de Medicina Perlman y el Instituto para la Medicina
Traslacional de la Universidad de Pensilvania han establecido que cuando
el reloj de las células grasas no funciona, se interrumpe el ritmo
hipotalámico y se favorece el consumo de alimentos en un horario
inapropiado.
Este cambio lo comprobaron con ratones. En el laboratorio comprobaron
como un cambio modesto en el consumo de alimentos durante su periodo de
descanso, favorecía el almacenamiento de energía. Asimismo, se dieron
cuenta que podían favorecer la obesidad en estos animales replicando el
ritmo de comida.
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