Un nuevo estudio ha vuelto a demostrar que mantener una rutina de ejercicios moderados puede ayudar a reducir las posibilidades de desarrollar cáncer de mama.
En este caso, además, los investigadores han detectado que esos beneficios pueden perderse si las mujeres aumentaban de peso, sobre todo después de la menopausia. Descubre más detalles en este artículo.
El cáncer de mama es una de las principales causas de muerte entre las mujeres en todo el mundo. Y aunque también afecta a los hombres, son ellas las que se ven más afectadas: se estima que más de 450 mil mujeres en todo el mundo mueren cada año por esta causa, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.
Por eso es tan importante conocer datos precisos sobre el cáncer de mama y cómo prevenirlo, y más importante aún es poner en práctica hábitos saludables que ayuden a mantenerte sana y evitar el desarrollo del cáncer.
Hacer ejercicios moderados es un ejemplo. En busca de nuevos datos sobre este tema, un grupo de investigadores de la Facultad Gillings de Salud Pública Global de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, en Estados Unidos, analizó a más de 3 mil mujeres que habían participado en el Proyecto de estudio sobre el cáncer de mama de Long Island (la mitad de ellas con cáncer de mama y la otra mitad sin la enfermedad), y detectó que hacer actividad física podría reducir su riesgo de desarrollar cáncer de mama, sobre todo del tipo “de receptor de estrógeno positivo”.
Sin embargo, en ese mismo estudio que fue publicado en la edición en línea del 25 de junio de la revista especializada Cancer, los investigadores también encontraron que el aumento de peso podría eliminar los beneficios de hacer ejercicio, sobre todo después de la menopausia.
En detalle, los especialistas encontraron que el riesgo del cáncer de mama se redujo con cualquier cantidad de actividad física, aunque las mujeres que hacían de 10 a 19 horas de ejercicio por semana demostraron el mayor beneficio: una reducción en el riesgo de alrededor del 30 por ciento.
Sin embargo, incluso entre las mujeres activas, el aumento de una cantidad significativa de peso mostró que subía el riesgo de desarrollar cáncer de mama, eliminando el efecto beneficioso del ejercicio.
Al respecto, los investigadores comentaron que si bien se desconoce por qué el ejercicio se relaciona con un menor riesgo de cáncer de mama, se sabe que mantener un peso corporal normal se asocia con un menor riesgo de desarrollarlo, ya que tener menos grasa corporal disminuye la exposición a hormonas, factores de crecimiento y marcadores inflamatorios en la circulación que se vinculan con el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Además del ejercicio, también ayuda a disminuir los riesgos de desarrollar cáncer: el llevar un estilo de vida saludable, por ejemplo evitando el tabaco y manteniendo una dieta saludable.
Fuente: VidaYSalud
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