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jueves, 1 de noviembre de 2012

TIPOS DE PARTO


Un parto natural es aquel en el que, salvo complicaciones, no se utiliza ningún tipo de fármaco y se permite a la mujer decidir en que posición quiere dar a luz.
En España no está muy extendida esta práctica y hay pocas clínicas donde se realicen partos naturales. El Colegio Oficial de Enfermería y Matronas proporciona información sobre el parto natural y los centros donde se practica.
Numerosos estudios avalan que la postura vertical de la madre favorece el parto, mientras que la horizontal la entorpece. En posición vertical se acorta y amplía el canal del parto, y la fuerza de la gravedad facilita el descenso del bebé. En cualquier caso, si la mujer puede decidir la postura en que quiere dar a luz, elegirá aquella que le dicte el instinto y le resulte más cómoda.
Una modalidad de parto natural es el parto en el agua:

Parto en el agua

El médico francés Michel Odent fue el pionero en este tipo de parto. En 1970, comenzó a introducir a las parturientas en una bañera con agua caliente y descubrió que resultaba beneficioso, porque disminuía el dolor y favorecía la dilatación cervical. A principios de los 80, esta práctica empezó a ponerse de moda en Estados Unidos como opción alternativa para dar a luz.
La principal ventaja que ofrece es que el agua favorece la dilatación y la madre puede adoptar posturas más naturales que la ayudan a relajarse y reducir la percepción del dolor. La temperatura del agua (37º) también beneficia al bebé porque es muy similar a la del líquido amniótico, por lo que no necesita adaptarse al cambio brusco que supone la temperatura del quirófano.
Beneficios del parto en el agua:
  • Parto natural sin medicamentos.
  • Disminuye el uso de procedimientos invasivos.
  • El parto se produce en un ambiente íntimo y tranquilo, con mínimas interferencias del personal sanitario.
  • El padre participa activamente en el trabajo de parto.
  • El agua caliente relaja la musculatura de la madre y facilita la producción de endorfinas (neurotransmisores producidos por la glándula pituitaria que contribuyen a reducir la percepción del dolor).
  • El niño sufre menos estrés porque sale a un medio muy parecido, con una temperatura similar a la que tenía en el útero materno.
PARTO PREMATURO:
El parto pretérmino aparece en el 5-10% de las embarazadas; se define como el parto que se produce entre las semanas 28 a 37 del embarazo, y es un problema no sólo obstétrico, sino también neonatal, ya que se asocia con un alto índice de problemas para el recién nacido, incluyendo la muerte del mismo.
Otro caso es el parto inmaduro, que es aquel que se da entre las semanas 20 y 28 de embarazo.
Antes de la semana 20 se considera aborto.
Cuanto más prematuro es el bebé, existen menos posibilidades de que sobreviva y, en caso de conseguirlo, tendrá que hacer frente a mayores dificultades: retraso mental, parálisis cerebral, problemas respiratorios, digestivos, pérdidas de visión y audición, retrasos en el desarrollo, y problemas de aprendizaje y de conducta.

Factores de riesgo para un parto prematuro

No se conoce una única causa, pero existen factores de riesgo que predisponen al parto pretérmino, y que hay que tratar de prevenir o evitar. Los más importantes son:
En cualquier caso, el que la madre reúna uno o más de estos factores de riesgo no significa que vaya a tener un parto prematuro.

Síntomas del parto prematuro

  • Contracciones uterinas regulares, con o sin dolor.
  • Sensación de presión pelviana (sensación de que el niño empuja hacia abajo o de pesadez).
  • Hemorragia vaginal.
  • Dolor de espalda o en las caderas.
  • Rotura de la bolsa de aguas.
  • Dolor de vientre (con o sin diarrea).
  • Molestias similares a las de la menstruación.
  • Cambios o aumentos de la secreción vaginal (flujo de color amarronado o sanguinolento).
  • Cólicos abdominales (con o sin ganas de vomitar).
PARTO INDUCIDO:

¿Por qué se induce el parto?

Hay diversas justificaciones para inducir un parto:

Enfermedades de la madre

Algunos trastornos que sufre la madre, como la hipertensión (preeclampsia) o la diabetes (especialmente la de tipo I), pueden afectar a la salud del feto o de la propia embarazada si la gestación continúa. También justifican una inducción las patologías renales, cardiacas, pulmonares o hepáticas, algunos tipos de cáncer, las hemorragias y las infecciones en el útero.

Embarazo prolongado

Si la gestación supera las 42 semanas (la edad gestacional se valora con ecografía), ya que el envejecimiento de la placenta puede impedir la correcta nutrición del bebé.

Ruptura prematura de membranas

Cuando se rompe la bolsa de aguas, lo normal es que, en poco tiempo, aparezcan las contracciones y comience la dilatación. Cuando no es así, y el parto no se inicia de forma espontánea, será necesario provocarlo debido al riesgo de infección que corren tanto la madre como el niño. No obstante, se verifica antes que los pulmones del bebé estén suficientemente desarrollados.

Meconio en el líquido amniótico

Si el tocólogo observa que el líquido está teñido de meconio (nombre que se da a las primeras heces que expulsa el bebé después del nacimiento), será preciso finalizar la gestación porque, además de ser un indicio de que el feto no se encuentra bien (ha defecado dentro del útero), si aspira esta sustancia puede sufrir dificultades respiratorias.

Crecimiento intrauterino retardado (CIR)

El feto deja de crecer a un ritmo normal dentro del útero. Esto indica que se está produciendo alguna alteración que impide la correcta nutrición del pequeño, lo que podría ocasionarle serios problemas de salud, e incluso la muerte dentro del útero.

Razones no médicas

En ocasiones, se decide inducir un parto por otras razones, por ejemplo, cuando una mujer ha tenido otro parto anteriormente y su desarrollo fue muy rápido, o vive lejos del hospital y el médico teme que no llegue a tiempo.

EMPEZÓ EL SHOW: NACIÓ BEBÉ ¿Y AHORA?


AL FIN HA EMPEZADO EL SHOW... NACIÓ MI NIÑO
"Fueron nueve meses de dudas e incertidumbres, hoy es el momento cumbre, por fin ha empezado el show... Nació mi niño, abran los balcones, beban rones, rompan lo que quieran que lo pago yo"... Así dice la canción de Rubén Blades titulada "El Nacimiento de Ramiro", y es que escuchándola recientemente pude revivir la emoción que involucra el nacimiento de tus hijos, no importa cuál el primero, segundo, quinto, supongo que para todos es la misma satisfacción, lágrimas y risas cuando ves a tu hijo por primera vez, también me hizo recordar esas maripositas que sientes en el estómago cuando con tu bebé en brazos descubres los miedos y las dudas que implican la maternidad.
El show ha comenzado: tu bebé se despierta y te emocionas, el primer cambio de pañal, su primer baño, su sonrisita de medio lado mientras duerme, te llenas de amor, ríes, lloras, no sabes muy bien cómo expresar esa vorágine de sentimientos que vienen a ti, además viene el desfile de familiares y amigos interesados en conocer a tu hijo, y a los dos o tres días comienza esa etapa de mayor intimidad, reflexión y unión familiar. Es el momento de desplegarte para hacerte cargo de tu bebé, para darle a través de cada cuidado todo el amor que tu corazón alberga, pero también es un momento que genera muchos dudas y temores, grandes y pequeños.
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Todos estos sentimientos son normales y comúnes, no te sientas extraña, todas pasamos por eso porque aunque nos creemos "súper mamás", es de humanos sentir dudas, querer llorar de vez en cuando, querer hacerlo bien, en especial en este momento que esa cosita pequeñita e indefensa depende solo de lo que nosotros le demos.
Mamá, este es el momento de aceptar el apoyo y la colaboración que te ofrece la abuela, la mejor amiga que ya pasó por lo mismo, la facilitadora de parto que ha estudiado para darte apoyo, porque asúmelo vas a estar agotada, puede ser que llegue la noche y te descubras con el mismo pijama de la noche anterior, sin haber comido nada más luego del desayuno. Por eso hoy quiero contarte cuáles fueron mis puntos débiles y cómo los solucioné, para así ayudarte a vivir una mejor experiencia, en esas primeras semanas de adaptación con tu hijo.
  • La comida: de verdad con mi primer niño la única comida fuerte segura que tenía era la que me traía mi esposo en las noches cuando salía de su trabajo, en el día nunca sabía si tenía la oportunidad de cocinar y comer. Para resolver esto en mi segundo y tercer embarazo dejé comida congelada por lo menos para una semana, sólo debía calentar y comer. Para las semanas siguientes ya había pensado el menú con lo cual cualquiera tenía la lista completa del mercado y sabía que se necesitaba cada día y podía ayudarme a prepararlo. Por supuesto si estás en la casa de alguien esto es una preocupación menos y si alguien te pregunta qué necesitas, no dudes en pedir una rica pasta, una ensaladita o una parrilla dependiendo de tu hambre.
  • Aseo personal: si no has vivido la experiencia quizás pensarás que estoy loca, como lo creí yo cuando escuchaba las anécdotas de otras de mis amigas, pero si cocinar y comer me resultaba muchas veces difícil, cambiarme de ropa, bañarme, depilarme y un largo etcétera también. La primera semana corre apenas tengas 5 minutos libres y si no estás muy cansada, por supuesto. Cuando se acerque tu fecha de parto intenta tener las uñas recién hechas, estar depilada, con el cabello de peluquería o recién lavado como para que si no te da chance de lavarte el cabello en tres días no sufras más de lo necesario. Igual ese olor concentrado a leche materna es perfecto para que tu bebé te encuentre e identifique donde estés. Ya entre la segunda y tercera semana sabes que hay una hora en la que comer y bañarte puedes hacerlo sin ningún inconveniente.
  • Lactancia: para esto debería escribir un único post, porque son miles los consejos antagónicos que llegan sobre este tema, sin hablar de los que te invitan a darle fórmula a pesar de tu convicción con la lactancia materna exclusiva. Para esto asiste desde tu embarazo a cursos introductorios a la lactancia y apóyate en una consejera de lactancia a la que puedas acudir cada vez que se presente algún temor o duda.
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  • Descanso: mi mejor consejo es que cuando tu bebé duerma, hazlo tú también, con mi primer hijo tanto papá como yo velábamos el sueño de nuestro bebé en su cuna, y al final de la primera semana éramos 2 zombies andantes, mi pediatra me dijo: ¿por qué no prácticas el colecho y duermes junto a él? y desde la primera noche que lo pusimos en nuestra cama hemos dormido mucho mejor. Por supuesto debes despertarte varias veces en la noche a darle pecho a tu bebé, pero dormir con tu hijo en la cama es relajante para grandes y pequeños lo que asegura un mejor descanso.
El show continuará, su primera comida, su primeros pasos, su primer día de colegio, probablemente habrá muchas otras dudas y situaciones, para esto rodéate de pares, es decir de personas que hayan vivido o estén viviendo lo mismo que tú y en las que confíes, asiste a grupos de apoyo post natales, e intenta sonreír, relajarte y amar porque vas a ser mamá.

ANOREXIA PARTE II


Existen determinados signos y síntomas que hacen sospechar que una persona puede estar padeciendo anorexia nerviosa, no obstante, el diagnóstico, tratamiento y seguimiento siempre deben ser realizados por un profesional sanitario especialista. Estos signos son:

Signos de la anorexia

  • Pérdida excesiva de peso en un corto espacio de tiempo.
  • Sentimiento constante de obesidad no fundado y deseo férreo de seguir adelgazando, con control activo (mirarse repetidamente al espejo, pesarse varias veces al día, contar las calorías…).
  • Retraso del crecimiento y desarrollo (en niños y adolescentes).
  • Alteraciones de la menstruación o ausencia de esta.
  • Realización de ejercicio físico constante y excesivo.
  • Empleo de ropa holgada, principalmente pantalones.
  • Evitar comidas en compañía.
  • Huir de la mesa después de comer.
  • Disimular la comida para no ingerirla (partir en trozos pequeños y esparcirla por el plato, tirarla al suelo, esconderla…).
  • Aislamiento progresivo y pérdida de vínculos sociales.
  • Alteraciones anímicas con tendencia a la depresión y la ansiedad.
  • Obsesión por el contenido calórico de todo lo que se consume, tomando solo alimentos bajos en calorías.
  • Empleo no controlado de diuréticos y laxantes.
  • Baja autoestima
SÍNTOMAS:

Síntomas de la anorexia

En el ámbito clínico los principales síntomas de anorexia nerviosa son:
  • Sequedad de la piel, con posibilidad de presencia de grietas.
  • Aparición de vello fino (lanugo) en mejillas, espalda, muslos y antebrazos.
  • Pigmentación amarillenta en la piel, principalmente en las plantas de los pies y las palmas de las manos. Esto se debe a un aumento de carotenos en sangre (precursores de la vitamina A) por un trastorno en su metabolismo.
  • Extremidades frías.
  • Uñas quebradizas y caída de cabello.
  • Hipertrofia de las glándulas salivares, como las glándulas parótidas y las glándulas submandibulares.
  • Alteraciones dentales, con tendencia a la corrosión del esmalte dental y presencia decaries. Esto es especialmente patente en pacientes que se purgan a través de la autoinducción del vómito.
  • Alteraciones gastrointestinales: flatulencia, hinchazón, dolor abdominal y estreñimiento (excepto si se emplean laxantes que pueden ocasionar diarreas que alteran el equilibrio electrolítico).
  • Alteraciones cardiovasculares: tensión baja (hipotensión), descenso de la frecuencia cardiaca (bradicardia), alteraciones del ritmo cardiaco (arritmias), etcétera.
  • Alteraciones del riñón: indicativos de un mal funcionamiento. Pueden encontrarse niveles de potasio bajos (hipopotasemia), niveles elevados de compuestos derivados del nitrógeno (azotemia), y elevación de los niveles de creatinina sérica.
  • Hemograma: niveles bajos de glóbulos rojos (anemia) y glóbulos blancos (leucopenia).
  • Niveles bioquímicos: niveles bajos de glucosa (hipoglucemia), aumento de triglicéridos, transaminasas y del proteinograma general, así como del colesterol (hipercolesterolemia). Si el paciente, además, suele emplear purgantes, enemas, o se autoinduce el vómito, existen otros parámetros específicos alterados. 
TRATAMIENTO:
Una vez evaluados los parámetros diagnósticos descritos previamente, y descartadas otras patologías psiquiátricas y orgánicas, se procede al tratamiento y seguimiento del paciente. El proceso de tratamiento de la anorexia nerviosa es multidisciplinar, precisando una acción coordinada del médico de familia, psiquiatra, psicólogo, endocrino y ginecólogo. Los puntos principales del tratamiento son:
  • Modificación de los hábitos alimentarios del paciente: se precisa una “re-educación” del paciente en sus hábitos alimentarios. Para ello, se inicia con una dieta relativamente baja en calorías (1.000-1.500 calorías/día) y se va incrementando progresivamente hasta lograr cubrir las necesidades calóricas del paciente, respetando siempre el espacio personal para no presionarle, pero no permitiendo que coma a solas, y vigilando que haga las cinco comidas diarias fundamentales.
  • Control regular del peso: se deben detectar aumentos semanales de 250-500 gramos al pesar a la persona desnuda o en ropa interior (evita la tara del peso de la ropa y posibles engaños del paciente).
  • Restricción del ejercicio físico: inicialmente se elimina por completo y se reintroduce muy progresivamente.
  • Controles analíticos regulares para evitar complicaciones orgánicas.
  • Terapia farmacológica: se centra principalmente en el componente depresivo y/o ansioso de la anorexia. Es un tratamiento individualizado y constreñido a los requerimientos y la situación psicológica del paciente.
  • Terapia psicológica: se emplea de forma aislada, o combinada, la terapia conductual, psicoanalítica, interpersonal y la de grupo. 
El seguimiento del tratamiento se puede realizar de forma combinada entre el médico de cabecera y la unidad de salud mental. En el caso de que el seguimiento ambulatorio haya fallado, y siempre que el paciente tenga un buen apoyo familiar, buena predisposición hacia el tratamiento y tolere la terapia en grupo, se puede intentar la terapia en hospitales de día, siendo una opción totalmente contraindicada si el paciente muestra tendencia al suicidio, abuso de sustancias o complicaciones médicas severas.
El paciente puede ser hospitalizado en caso de riesgo manifiesto para su vida, alteración psicológica muy grave (suicidio, otras alteraciones psiquiátricas, etcétera), o si la situación familiar es muy desfavorable. Una vez iniciado el tratamiento el pronóstico es muy variable, aunque se consideran indicativos de buen pronóstico la capacidad de aceptación precoz de la enfermedad por parte del paciente, la aparición y diagnóstico a corto plazo de la enfermedad, un buen apoyo familiar, y la ausencia de antecedentes psiquiátricos en la familia.

¿QUÉ ES LA ANOREXIA?


¿Qué es la anorexia?

La anorexia nerviosa es un conjunto de trastornos graves de la conducta alimentaria que comprende periodos de privación del consumo de alimentos (anorexia), alternados en ocasiones con periodos compulsivos de ingesta alimentaria y purga (bulimia), asociados ambos periodos a otros trastornos de la conducta alimentaria no especificados. 
Las personas diagnosticadas de anorexia nerviosa presentan un índice de masa corporal (IMC) y peso corporal muy inferiores a los correspondientes a su edad, altura y sexo (por debajo de 18-19 se considera bajo peso y de 17 infrapeso severo). Este bajo índice de peso corporal viene ocasionado en más del 50% de los pacientes, además de por la privación alimentaria, por el abuso descontrolado de laxantes y/o diuréticos, generación de vómito autoinducido y sesiones de ejercicio extenuantes con el fin de perder peso. En todos los casos los pacientes no suelen ser capaces de reconocer su problema de delgadez extrema, dado que no son conscientes de su estado, negando de forma categórica su condición, e incluso aislándose de las personas cercanas porque consideran que quieren hacerles “engordar más”, y que el problema de visión de la realidad lo tiene su entorno y no ellos. 
Esta patología es de muy rara aparición antes de la pubertad y suele afectar en un mayor porcentaje a las chicas, aunque cada vez se está adelantando más la edad de aparición y equiparando el porcentaje de casos entre ambos sexos. Como promedio, se considera que la anorexia nerviosa aparece en torno a los 17 años. Cuanto más temprana sea la edad de aparición y más precoz su detección y tratamiento, mejor pronóstico de curación hay. Por encima de los 40 años resulta infrecuente. Su prevalencia se ha establecido en un caso por cada 100 a 250 habitantes.
TIPOS:
Se diferencian dos tipos, observándose en ambos grupos de pacientes un pequeño porcentaje que presenta un único episodio aislado, un porcentaje mucho mayor adopta un patrón fluctuante y alternativo de ganancia de peso y recaída, y un último grupo no supera el primer episodio y desarrolla deterioro crónico a lo largo de los años.
Independientemente del tipo de anorexia nerviosa desarrollada, diversos estudios han demostrado que estos pacientes suelen presentar patrones de depresión yansiedad previos al desarrollo de la enfermedad, los cuales se mantienen o, incluso, aumentan, a lo largo de la enfermedad y, en un porcentaje significativo, persisten una vez superado el trastorno, especialmente la depresión.

Anorexia nerviosa restrictiva

Se trata de un cuadro clínico donde los pacientes logran un bajo peso a través de dietas muy restrictivas, ayuno muy prolongado, y abundante ejercicio de intensidad elevada. Estos pacientes no recurren a atracones compulsivos y purgas posteriores.

Anorexia nerviosa purgativa/compulsiva

Son pacientes que recurren de forma puntual o sistemática a atracones o purgas (vómitos, laxantes, diuréticos…). Existe un subgrupo que no presenta atracones pero sí recurren a la purga de forma sistemática. Debido a la pérdida del control de los impulsos propio de este grupo, estos sujetos son más susceptibles de padecer una mayor variabilidad emocional, así como de sucumbir al consumo de sustancias adictivas (alcohol, tabaco, etcétera).

CAUSAS:
Es extremadamente complicado establecer parámetros comunes responsables de este trastorno alimentario debido sobre todo a su componente psicológico y a la gran variación de signos y síntomas entre unos pacientes y otros. 
Los estudios desarrollados que han intentado determinar la etiopatogenia (origen de la patología) de la enfermedad no han sido concluyentes, apuntando como origen la suma de algunos de estos factores predisponentes:

Factores individuales

Se ha hablado de un posible componente genético ligado a la presencia del gen 5HT-2A, detectado en un gran número de pacientes diagnosticados de este desorden alimentario y activado por situaciones de malnutrición. Diversos estudios de concordancia gemelar apoyan este posible componente genético. 
Se ha detectado un aumento de la actividad serotoninérgica que parece estar muy ligado a la disminución de la ingesta de alimentos y a alteraciones de la conducta. Igualmente se han observado, a través de pruebas de imagen, alteraciones anatómicas y metabólicas en los sujetos con anorexia, que podrían estar ligadas a la presencia de la enfermedad. 
Finalmente, se ha relacionado de forma predominante la presencia de esta enfermedad con alteraciones psiquiátricas como depresión mayor o trastorno obsesivo-compulsivo.

Factores familiares

Presencia de alcoholismo y/o trastornos psiquiátricos en familiares de primer grado (padres y hermanos).

Factores culturales

Cánones de belleza inalcanzables impuestos por la sociedad y un excesivo culto al cuerpo.
Además de estos factores, el inicio de dietas restrictivas es un factor precipitante de la enfermedad.


DEJAR LOS PAÑALES: ¿CUÁNDO Y CÓMO?


    DEJAR LOS PAÑALES, ¿CUÁNDO Y CÓMO?
    Antes de decidir sobre el momento oportuno para retirar el pañal a nuestro hijo o hija, hagamos algunas preguntas: ¿La retirada del pañal requiere entrenamiento o sucede naturalmente?, ¿tomamos los adultos unilateralmente la decisión de sacar el pañal a nuestros pequeños porque lo exige el preescolar, porque personas del entorno presionan diciendo que los dos años es la edad indicada o porque creemos que nuestro hijo está muy grande para llevar pañales, que además están muy caros?, ¿lo hacemos, en cambio, porque notamos que el pequeño ya muestra señales de estar listo?...
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    Es importante que indaguemos los motivos, porque las respuestas indicarán el modo en que nos estamos orientando frente al asunto: 1.- Autoritario: Forzamos al niño con el propósito de que responda a las exigencias del mundo diseñado por y para adultos. 2.- Respetuoso: Acompañamos al niño respondiendo a sus propias necesidades, sus tiempos y ritmos madurativos.
    En una entrevista que hice a Gladys Michelena, psicoanalista venezolana, especializada en el tema, nos explicaba que los esfínteres son los canales por donde salen los desechos después de que la comida ya ha sido útil y pasa a la sangre. Aquello que no sirve sale por dichos conductos en forma de heces y de orina. En niños pequeños, esta expulsión no ocurre a voluntad porque aún no han madurado para ello, sino que sucede automáticamente. A medida que discurre el tiempo los niños van, por sí mismos, madurando fisiológica y psicológicamente hasta que son capaces de retener, y es entonces cuando logran hacer sus necesidades a voluntad. Esto comienza a suceder gradualmente a partir de los dos años, hasta los cinco años, dependiendo de cada niño. Recordemos que al igual que una huella digital, cada niño es único e irrepetible. De modo que los adultos debemos esperar por ellos y saber reconocer el tiempo que cada pequeño, desde su propio ritmo individual, requiere para alcanzar el control de esfínteres diurno y nocturno.
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    Estudios recientes han observado que a los dos años y medio lo consigue el 22%, a los tres años el 60%, a los tres años y medio el 88% y a los cuatro años el 98% de los niños. Es decir, que contrario a lo que muchos piensan, la mayoría de los peques realmente están listos para dejar el pañal a los cuatro años. Por otra parte, suele ocurrir que el control de esfínteres diurno y nocturno se adquiere en momentos diferentes. El control nocturno se adquiere más tarde porque, mientras duermen, los chiquitines están menos alertas y porque en la noche tiende a bajar la temperatura lo cual hace que orinen más.
    En lugar de imponer la retirada del pañal a una edad determinada producto de presiones o condicionamientos sociales, Gladys Michelena nos invita a observar al niño. Veamos si comienza a distanciar las evacuaciones o micciones, si deja el pañal limpio por más tiempo, si cesa de mojar el pañal durante la noche, si pide que lo lleven al baño y se aguanta hasta llegar, si quiere que le quiten el pañal para usar pantaletas (bragas) o interiores (calzoncillos)... Estos son indicios de que el pequeño comienza a estar maduro fisiológicamente y psicológicamente. Entonces podríamos acompañarlo de un modo respetuoso, sin forzarlo, para que consolide la habilidad. Podemos mostrarle las opciones (inodoro, urinal...) que elija lo que le resulte más cómodo o confiable, enseñarle cómo funcionan o cómo se usan, quedarnos a su lado pacientemente y sin presionar cuando haga sus necesidades, motivarlo a través de juegos, de cuentos, de ejemplos. Y si una vez logrado el control de esfínteres notamos que el niño retrocede y vuelve a orinarse encima, no perdamos la paciencia. No pasa nada si hay que volver a usar el pañal durante un tiempo.
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    Los expertos coinciden en que la adquisición de estas funciones pueden alterarse fácilmente por cualquier cambio en el entorno (mudanza, nacimiento de un hermanito, divorcio...). Confiar en la capacidad del pequeño para retomar la retirada del pañal cuando de nuevo se sienta listo, atendiendo su propio ritmo y autorregulación, es lo más respetuoso y saludable para su desarrollo.
    Imponer la retirada del pañal provoca secuelas. Muchos niños de seis, siete, ocho años, siguen mojando la cama de noche (enuresis) porque los forzaron a quitarse el pañal a los dos años sin estar maduros.
    Dicho todo esto, considero prioritario destacar que las guarderías y preescolares tienen la obligación ética de respetar y adaptarse a los tiempos de cada niño. Y no al revés, tal y como se pretende en la mayoría de los casos. Exigir como condición que un niño vaya sin pañales al preescolar o entrenarlo para que lo deje cuando aún no ha madurado, equivale a violentar sus procesos naturales y a desoír sus necesidades legítimas. Por otra parte, constituye un elemento de presión para los padres quienes, sin darnos cuenta, terminamos incurriendo en una forma de maltrato poco reconocida socialmente: forzar a nuestros hijos para que pasen hacia una etapa para la cual no han madurado.

    AFTAS BUCALES


    Un afta es una pequeña úlcera o llaga abierta que aparece en el tejido mucoso que recubre el interior de la boca. Afectan normalmente a individuos de entre 10 y 40 años, y las mujeres son por lo general más propensas a padecerlas que los hombres.
    La lesión, que puede ser única o aparecer en grupo, tiene un aspecto blanquecino o amarillento, con un halo enrojecido alrededor. Estas pequeñas heridas suelen localizarse en la parte interior de las mejillas, en la base de las encías, en el velo del paladar, en la lengua, y en la zona interior de los labios.
    Se trata de lesiones muy dolorosas y, antes de aparecer, la zona presenta un picor intenso. Son consideradas lesiones benignas (no cancerosas) que, a diferencia de las heridas bucales causadas por determinados factores como el virus del herpes labial, no son contagiosas.
    Por lo general suelen ser recurrentes, es decir, una vez se ha tenido un afta, es muy probable que esta reaparezca cada cierto tiempo, en el mismo, o en distinto lugar.

    CAUSAS:
    Las causas de la aparición de las aftas bucales, puede estar ligada a diversos factores:
    • Factores hereditarios: prácticamente en la mitad de los casos el paciente tiene algún pariente de primer grado que presenta esta misma afección. Los individuos cuyos progenitores (ambos) padecen el problema, tienen un 90% de probabilidades de sufrirlo.
    • Otras causas de las aftas bucales son las agresiones mecánicas: el simple hecho de morderse mientras se mastica la comida, o recibir un rasguño durante un tratamiento bucal o causado por un diente dañado, pueden constituir un motivo para la aparición de un afta.
    • Problemas del sistema inmune: muchas veces una bajada de defensas (no necesariamente inmunosupresión permanente) a consecuencia de un catarro o de una situación deestrés, puede dar lugar a la aparición de la lesión.
    • Estrésansiedad, problemas emocionales.
    • Deficiencias alimentarias: principalmente las relacionadas con deficiencia enhierroácido fólico y vitamina B12.
    • Hormonas: las aftas son relativamente comunes en  caso de desequilibrios hormonales, y aparecen con frecuencia antes o durante el periodo menstrual.
    • Alergias o intolerancias a ciertos alimentos.
    • Infecciones virales.

    TRATAMIENTO:

    Por lo general, las aftas suelen desaparecer al cabo de unos días sin necesidad de aplicar ningún tratamiento. Los productos que se venden en farmacias, tales como enjuagues bucales, resultan efectivos para aliviar el dolor producido por la llaga (anestésicos locales como la lidocaína al 2%). También pueden adquirirse antiinflamatorios tópicos (como los corticosteroides).
    Deben evitarse los alimentos muy calientes o condimentados, o aquellos que sean muy ácidos, como loscítricos.
    Los enjuagues deben ser suaves, y pueden comprarse en la farmacia, o prepararse en casa con una mezcla de agua templada y sal, con la que se realizarán 2 ó 3 enjuagues diarios.
    Mientras la herida persiste es especialmente importante mantener una higiene adecuada de la boca y cepillar los dientes tras cada comida para evitar infecciones bacterianas. Después del cepillado, se pueden emplear colutorios que contengan agentes antisépticos, que actúan contra las bacterias presentes en la boca.

    Prevención de las aftas bucales

    La manera más eficaz de prevenir la reaparición de las aftas es tratar de llevar una alimentación equilibrada, evitar las situaciones que nos generen ansiedad o estrés, en la medida de lo posible, y cuidar nuestra higiene y salud bucal.
    Además, pueden tomarse algunas medidas preventivas respecto a los alimentos que consumimos, tratando de evitar comidas ácidas, picantes, o excesivamente condimentadas.


    3 ACCIONES QUE CONTROLAN LA ACIDÉZ


    Controlar el peso, no fumar ni acostarse inmediatamente después de comer son algunas de las recomendaciones a tener en cuenta, además de la consulta al médico. Toda persona sufrió en algún momento de su vida una sensación de ardor o quemazón en el pecho, situación conocida como acidez ocasional. Pero cuando esa situación se presenta frecuentemente produciendo malestar, se define como enfermedad por reflujo gastroesofágico.












    Con el objetivo de detectar la presencia de reflujo gastroesofágico se desarrollarán los próximos jueves 18 y viernes 19 de junio, a partir de las 8, las “Jornadas gratuitas de acidez frecuente”, en el Hospital de Clínicas José de San Martín.
    Las jornadas están destinadas a todos los mayores de 21 años con síntomas de acidez frecuente, una enfermedad que afecta al 23% de la población argentina y que se produce como resultado del paso del contenido del estómago al esófago (reflujo).
    Se estima que en el país, de los pacientes que padecen reflujo, sólo el 40% consulta al médico y el resto se automedica; lo que conlleva al riesgo de padecer serias complicaciones.
    Quienes se acerquen al Hospital de Clínicas deberán completar una encuesta con una variedad de preguntas sobre la presencia de síntomas como sensación de ardor en el pecho y sabor ácido en la boca, y otros aspectos relacionados a la Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico (ERGE), la misma será decodificada en el momento para poder identificar a los posibles pacientes.
    Las personas que completen la encuesta recibirán material informativo y, según las respuestas que indiquen en el cuestionario, se les asignará un turno gratuito con el profesional correspondiente.
    La iniciativa es patrocinada por la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires (UBA), la Sociedad Argentina de Gastroenterología (SAGE) y la Federación Argentina de Gastroenterología (FAGE); y cuenta con el auspicio del laboratorio AstraZeneca.
    El reflujo es una sensación de ardor en el pecho producida por el paso del contenido del estómago al esófago. Los síntomas típicos de reflujo son la pirosis (una sensación de dolor o molestia quemante en la línea media del pecho detrás del esternón, que puede incluso llegar a la garganta) y la regurgitación (vuelta a la boca del contenido gástrico que se manifiesta por gusto agrio o amargo en la boca, producto del líquido refluido).
    Otros síntomas que pueden presentarse incluyen tos persistente, disfonía, dolor de pecho, asma bronquial y malestar estomacal (dispepsia). “La enfermedad por reflujo gastroesofágico se define como la presencia de pirosis y/o regurgitación que produce molestia en el paciente. Puede manifestarse además a partir de complicaciones como la estrechez del esófago, llamada estenosis péptica, o el Esófago de Barrett, que es una enfermedad pre-cancerosa”, explicó el doctor Jorge Olmos, médico de planta y jefe del área de Patología Funcional de la División de Gastroenterología del Hospital de Clínicas General San Martín.
    Otra forma de presentación de la enfermedad es a partir de manifestaciones extraesofágicas como el asma bronquial, la tos crónica, la laringitis y las erosiones dentales, que pueden estar asociadas en algunos casos con reflujo. Debido a este último aspecto, también participan de las “Jornadas de Acidez Frecuente”, además del servicio de Gastroenterología, los servicios de Reumatología, Cardiología, Otorrinolaringología y Neumonología.
    La incidencia de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (los casos nuevos que se presentan anualmente) aumentó notablemente en los últimos 20 años.
    Cómo se produce el reflujo
    La boca es la puerta de entrada a los alimentos, allí son masticados y se mezclan con la saliva para favorecer su digestión posterior en el estómago. La comida deglutida es trasportada hacia al estómago por el esófago: un tubo muscular con dos esfínteres o válvulas a cada uno de sus extremos. El esfínter esofágico superior se encarga de evitar el paso de la comida hacia la vía respiratoria durante la deglución (el reflujo o el vómito). Por su parte, el esfínter esofágico inferior (EEI) es una válvula ubicada en la unión del esófago con el estómago, que se relaja para permitir el paso del alimento al estómago; y una vez que comienza el proceso de digestión, se cierra para evitar el regreso de alimento y ácido hacia el esófago. A diferencia del estómago, la pared del esófago no está preparada para tolerar el ácido estomacal o biliar, por lo que trata de eliminar o devolver al estómago cualquier reflujo en forma rápida; cuando la presencia de estas sustancias es prolongada, provoca irritación y lesiones (esofagitis) dando lugar a la enfermedad por reflujo gastroesofágico.
    “En el 40% de los casos el reflujo es causado por una relajación transitoria del esfínter esofágico inferior y en otros casos este esfínter se torna hipotensivo, con baja presión, permitiendo el reflujo. En algunos casos la causa del reflujo puede ser la presencia de una hernia hiatal que se produce por el deslizamiento de parte del estómago en el esófago”, detalló Olmos.
    Diagnóstico y tratamiento
    El diagnóstico de la enfermedad por reflujo gastroesofágico se realiza por medio de la evaluación clínica y la prueba terapéutica con antisecretores que tiene como objetivo estudiar la mejoría de los síntomas luego de su administración; y la endoscopía digestiva alta que permite categorizar a la enfermedad en “no erosiva” (la forma más leve), esofagitis erosiva (con distintos grados de severidad) y el esófago de Barrett.
    “En aquellos casos que no responden al tratamiento como así también los que presentan manifestaciones extraesofágicas como tos, asma bronquial o laringitis vinculadas a reflujo, puede ser de utilidad realizar una evaluación funcional con monitoreo de PH e impedanciometría ”, detalló el especialista.
    Según datos obtenidos por el estudio mencionado, se observó que el 40% de los pacientes con reflujo gastroesofágico no consulta al médico. “Muchos de estos pacientes toman una medicación inadecuada; y este tratamiento inadecuado o el no tratamiento conllevan el riesgo de padecer complicaciones tales como la estenosis péptica o el Esófago de Barrett, con la consiguiente predisposición a padecer neoplasias esofágicas”, afirmó Olmos.
    El gastroenterólogo recalcó que las complicaciones antes mencionadas pueden prevenirse si se realiza un diagnóstico precoz y con el tratamiento adecuado. “El tratamiento médico de esta entidad es la administración de los llamados inhibidores de la bomba de protones del grupo de los prazoles. En algunos casos específicos es necesaria además una intervención quirúrgica”, explicó Olmos.
    Los inhibidores de la bomba de protones intervienen en la etapa final de la producción de ácido. Su acción es potente y directa sin obstaculizar el proceso digestivo.
    Consejos para prevenir o reducir el reflujo
    • Controlar el peso: los kilos de más presionan el abdomen y empujan al estómago, lo que hace que los ácidos puedan volver al esófago.
    • Eliminar/ limitar los alimentos que disparan la acidez: comidas fritas o muy grasosas, alcohol, chocolate, pimienta, cebolla, café, ajo, gaseosas con cafeína, cítricos, salsas y jugo de tomates.
    • No fumar: el tabaco aumenta los ácidos en el estómago. Y el aire que se inhala cuando se fuma puede agravar el reflujo.
    • Levantar la cabeza para dormir: se sugiere elevar un poco el colchón de la cintura para arriba
    • Realizar comidas más pequeñas: comer cuatro o cinco veces al día pero en cantidades menores. Una comida demasiado copiosa presiona al estómago y puede impulsar los ácidos hacia el esófago. La mejor prevención es mantener el estómago en funcionamiento, se debe comer regularmente cada 2 ó 3 horas porciones chicas para impedir la producción excesiva de ácido.
    • No acostarse inmediatamente después de comer: es conveniente esperar dos o tres horas antes de acostarse a dormir
    • Evitar la ropa muy ajustada: la ropa muy ajustada en la cintura presiona el abdomen y el esfínter esofágico inferior
    • Ingerir antiinflamatorios no esteroides (AINES) con precaución. No abusar del consumo de antiinflamatorios frente a la presencia de dolores frecuentes como cefaleas, dolor de cuello o cintura, entre otros.
    • Consulta con el médico y realizar el tratamiento adecuado

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    EMBARAZO COMPARTIDO: MITAD MAMÁ Y MITAD PAPÁ


    EMBARAZO COMPARTIDO
    Recuerdo el día que le dije a mi esposo que iba a ser papá, él estaba feliz de la emoción, y aunque nos tomó por sorpresa, gritaba por la ventana del auto ¡voy a ser papá! ¡voy a ser papá!
    Desde el primer día comencé a investigar sobre esto que era nuevo para mí y cual fue mi sorpresa al ver que él también lo hacía, se compró un libro para ayudarme en el embarazo, buscaba en internet, iba a todas las consultas médicas, y asistía conmigo al curso prenatal, creo que participaba más que yo en los juegos y conversaciones que hacíamos en el curso, la verdad estoy muy agradecida por esto, ya que sé que un papá que se involucra en el transcurso del embarazo y el parto también lo hará cuando nazca el bebé.
    El embarazo y luego la paternidad debe ser un proceso compartido, como padre puedes aportar mucho en esta vivencia, involúcrate desde el momento de la noticia, asiste a las consultas médicas y a la preparación prenatal, aprenderás muchas cosas sobre lo que le pasa a tu mujer y entenderás algunas reacciones o comportamientos que te resulten ajenos e incomprensibles. Practica algún ejercicio suave con tu esposa, caminar o nadar, si fumas trata de dejarlo o al menos hazlo fuera de la casa. Interven en la compra de las cosas del bebé y en la decoración de la habitación, adquiere nuevas responsabilidades en las labores del hogar, desarrolla tus habilidades como cocinero, mejor amigo, hombre paciente.
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    Definitivamente el alumbramiento le toca a la mujer, pero si es posible estar con tu pareja, el parto será una experiencia de dos. La compañía de un esposo dedicado es insustituible durante la labor de parto, en esas primeras horas puedes distraerla, pasarle hielo por los labios, ponerle música, consentirla o simplemente decirle: mi amor, vamos que tú puedes...
    Cuando las contracciones se hacen más seguidas y molestas, eres la persona ideal para tomarla de la mano, sujetarle el cuello, darle masajitos en la parte baja de la espalda.
    Realiza todo lo aprendido en el curso prenatal en el momento del parto, respira con ella, aléjate cuando te lo pida, utiliza tu intuición masculina para saber que es lo que necesita en ese momento y bríndale tu apoyo.
    El papá también es el encargado de tomar las fotos, de correr a buscar a la enfermera si pasa algo, es una extensión de mamá, pero sin dolores.
    Hombre, esposo, papá, aprende a llorar, a reír, a respetar y a ser el mejor apoyo de tu esposa, ella lo agradecerá.
    Son cuarenta semanas que te van a dar la mejor recompensa del mundo una familia feliz, porque vas a ser papá y yo voy a ser mamá.