Los amantes de la papa tienen un gran motivo para
estar contentos. Este delicioso alimento puede ser incluido en una
dieta sin impedir que se logre el tan ansiado descenso de peso, concluyó
un estudio médico.
"Los resultados de nuestra investigación confirman lo que los
profesionales de la salud y nutricionistas dicen desde hace años: para
bajar de peso, lo fundamental no es eliminar algunas comidas o grupos de
alimentos sino reducir las calorías. No hay evidencia de que las papas
cocinadas de una manera saludable contribuyan al aumento de peso", dijo
Britt Burton-Freeman, de la Universidad de California, Davis (Estados
Unidos).
La inclusión de la papa en las dietas para bajar de peso es
cuestionada debido a su alto índice glucémico, es decir que este
alimento genera un rápido aumento en la cantidad de glucosa en sangre.
Cuando esto sucede, el cuerpo no da a basto para quemar toda esta
glucosa y por ese motivo comienza a transformarse en grasa. Sin embargo,
la investigación encontró que incorporar papa a un régimen no impide
que una persona baje de peso.
De hecho, la papa es un alimento saludable y que llena el estómago.
Una papa mediana contiene 110 calorías, brinda más potasio que la banana
y provee cerca de la mitad de las necesidades diarias de vitamina C. A
su vez, no contiene grasa, sodio ni colesterol.
LA DIETA DE LA PAPA
Para llegar a dichas conclusiones, los investigadores trabajaron con 86 hombres y mujeres con sobrepeso. Fueron divididos en tres grupos y durante tres meses realizaron un régimen bajo en calorías que incluyó distintas cantidades de papas. Según el conjunto que se les había asignado, consumían de cinco a siete porciones de papas por semana. A su vez, cada grupo realizó un régimen con alimentos de alto o bajo índice glucémico promedio.
Para llegar a dichas conclusiones, los investigadores trabajaron con 86 hombres y mujeres con sobrepeso. Fueron divididos en tres grupos y durante tres meses realizaron un régimen bajo en calorías que incluyó distintas cantidades de papas. Según el conjunto que se les había asignado, consumían de cinco a siete porciones de papas por semana. A su vez, cada grupo realizó un régimen con alimentos de alto o bajo índice glucémico promedio.
Todos los voluntarios recibieron recetas de cocina pensadas para
recuperar la delgadez y consejos para lograr mantener la dieta a medida
que pasaban los días. Y resultó que todos los participantes, incluso los
que consumieron más papas, lograron bajar de peso en una proporción muy
similar. Los autores observaron que las diferencias en los índices
glucémicos promedio de la dieta no generaron ninguna diferencia en los
kilos perdidos por los felices voluntarios.
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