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viernes, 2 de noviembre de 2012

ANGINA DE PECHO


Se define a la angina como el dolor, opresión o malestar, sobre todo a nivel del pecho, que es debido a una falta de riego sanguíneo (lo que se conoce como isquemia) en el músculo cardiaco, también llamado miocardio. Este concepto es exclusivamente clínico, es decir, que su diagnóstico se basa en las características y circunstancias que acompañan a dicho dolor.
Causas de la angina de pecho
La isquemia responsable de este cuadro se debe a un desequilibrio entre la demanda de oxígeno del miocardio y el aporte que recibe del mismo. La causa más frecuente de isquemia miocárdica es el depósito de materias lipídicas (como el colesterol) en las paredes arteriales que nutren al corazón; a esto se lo conoce como ateroesclerosis.
Por lo tanto, se puede decir que la angina de pecho es una manifestación clínica del cese de flujo sanguíneo en el corazón. Como consecuencia de esta falta de oxígeno, se altera el metabolismo del músculo cardiaco y ciertas propiedades de este, como son su elasticidad, su contractibilidad y otras. Además, también se produce la liberación de ciertas sustancias que estimulan las terminaciones nerviosas y provocan el dolor característico de la isquemia miocárdica. Sin embargo, hay veces en las que esta falta de flujo sanguíneo al corazón no se acompaña de dolor, lo cual dificulta bastante el diagnóstico. En estos casos se habla de isquemia silente.
La angina de pecho es el cuadro inicial más frecuente en los pacientes con lesiones cardiacas por déficit de flujo sanguíneo; es decir, por cardiopatía isquémica. Pero también hay otras formas de manifestación como son el conocido infarto de miocardio y la muerte súbita.
¿Cuál es la diferencia entre la angina de pecho y el infarto de miocardio?
Es importante no confundir la angina de pecho con el verdadero infarto de miocardio. Ambos son causa de dolor en el pecho, la diferencia se basa en el grado de ocupación del vaso coronario (son los encargados de llevar el oxígeno al corazón) causante de la reducción del flujo sanguíneo; tratándose de una ocupación total en el infarto y parcial en la angina. Esto implica que en la angina la falta de oxígeno es transitoria, provoca el dolor característico, pero no hay muerte de las células del corazón, es decir, es una alteración que revierte. Sin embargo, en el infarto, al ser una obstrucción total, no llega nada de sangre a estas células durante un tiempo, variable, pero lo suficientemente largo como para que exista muerte celular (necrosis), convirtiéndose así la lesión en algo irreversible.

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