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miércoles, 31 de octubre de 2012

¿CÓMO SABER SI TU HAMBRE VIENE DE LA CABEZA?


    ¿CÓMO SABER SI TU HAMBRE VIENE DE LA CABEZA?
    Comer es sabroso. Hasta comer cosas "de dieta" es rico y quien diga lo contrario está probando una comida hecha sin amor (yo hasta a una ensalada le pongo cariño). Y por eso es que engordamos. Engordamos porque es sabroso comer, no porque "no comemos nada". Y también por eso muchas veces comemos sin tener hambre. Comemos por fastidio, porque es rico, porque no tenemos nada que hacer. Comemos porque estamos ansiosos o nerviosos. No vemos señales, simplemente comemos. Y ¿cómo hacemos para diferenciar cuando el hambre viene de la barriga y no de la cabeza?
    Quizás estos tips te ayuden a diferenciar cuando quieres llevarte un pedazo de comida a la boca porque lo necesitas de cuando comes por llenar un hueco (que no es el de la barriga).
    El hambre emocional se dispara por un sentimiento, el hambre física porque necesitas nutrirte: si han pasado 6 horas y no has comido nada, tienes hambre, no busques más allá de esa respuesta. Pero si tienes un "antojo" porque tienes la agenda súper apretada, peleaste con tu jefe, estás más fastidiado que una ostra, ahí es cuando debes darte cuenta que ese hambre viene de la cabeza. No sólo se dispara por algo malo, puede ser cualquier sentimiento que no puedas controlar (ansiedad por algo que estás esperando por ejemplo) y tratas de sedar a tu cuerpo con comida. Analiza ese sentimiento antes de comer cualquier cosa.
    hambre-emocional
    El hambre emocional viene de sopetón, el hambre física viene poco a poco: como el hambre física aparece cuando tu cuerpo necesita nutrientes (digamos, agotó el tanque de reserva) es un proceso que se da poco a poco, se va vaciando ese tanque y aparece el hambre. Esto porque está ligado a niveles de azúcar en tu cuerpo, ellos bajan, te puedes sentir hasta mareado si no has comido a la hora que es, y tu estómago hasta ruge. Pero el hambre emocional es un antojo, unas ganas terribles e incontrolables de comerte "algo". Confundes tener hambre con "ganas de comer", vienen de golpe y como lo mantienes en la mente, piensas que es hambre real.

    Con el hambre emocional tienes antojo de ciertas comidas, con el hambre real estás más abierto a opciones: esto es fácil de entender con un ejemplo. Recuérdense de su época de colegio. En el mío no había cantina y uno tenía que manejarse con lo que llevaba. Mi mamá me daba desayuno y una "meriendita" (que era una cosita como una mandarina y una galleta maría). En el primer recreo, atacaba la mandarina, no porque tenía hambre sino porque me gustaba su sabor. La galleta María me parecía más pinche que el carrizo. Pero cuando llegaba el 2do recreo que estaba hambreada como Tom Hanks en El Naufrago, me comía esa galleta María como si fuese la marquesa completa. Si mi hambre hubiese sido emocional mi respuesta sería "ay es que no me provoca". Pero tenía hambre real y cualquier cosa era buena. Si tu hambre es de "es que tengo unas ganas de comer tequeños" cuando tienes un plato de pollo divinísimo al frente y prefieres no comer porque "quieres tequeños", o peor aún, hasta sales de tu casa para buscar los benditos tequeños, listo, eso es hambre emocional.
    El hambre emocional es todo un tema, un tema de estudio, de tesis. Y porque todos sufrimos de eso. En serio, hasta el más fajado Mr Olimpia ha pasado por eso de comer con los ojos y no por hambre, y quien diga lo contrario que tire la primera piedra. Pero de que se puede controlar se puede. Sólo piensa y escucha en realidad tu cuerpo antes de comer.

    FUENTE: inspirulina

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