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domingo, 18 de noviembre de 2012

Cuida tus manos cuando entrenes con pesas


Cuando trabajáis con pesas o mancuernas ¿utilizáis guantes? Yo era de esas que pensaba que es mejor sentir el agarre con las manos desnudas… hasta que me empecé a hacer daño de verdad. Desde entonces me di cuenta de lo importante que es cuidar tus manos al entrenar con pesas.
Guante-fitness
Una cosa es sentir el agarre y otra muy distinta tener las manos destrozadas: durezas, pellejitos… Además de molestos, personalmente los considero un poco antiestéticos, al menos en una chica. Sé que muchos me diréis que son señal de que se trabaja y estoy de acuerdo, pero bonito no queda, no nos engañemos. ¿Sabéis cómo prevenir las durezas y cómo curarlas? Os explico cómo proteger vuestras manos durante el entrenamiento.

El factor clave, como siempre, es la prevención. Unos buenos guantes, con almohadilla en las bases de los dedos y en las palmas, nos ayudarán a proteger nuestras manos. Además, últimamente se ha avanzado mucho en el tema de accesorios para el deporte, y podemos encontrar guantes de materiales transpirables, finos y cómodos que no nos hagan sentir como si lleváramos guantes de esquí.
Lo más importante a la hora de elegir unos guantes es que sean de un material flexible y transpirable, que se adapte perfectamente a nuestra mano. También es importante que los mantengamos en perfecto estado: lavadlos adecuadamente y dejadlos secar al aire. Unos guantes para entrenar nos pueden durar mucho tiempo, así que no debería importarnos hacer una pequeña inversión para proteger nuestras manos, que en el gimnasio son nuestras herramientas de trabajo.
Si voy a realizar ejercicios con mancuernas, como aperturas de pecho o press de hombro, suelo utilizar vendas de boxeo que, además de proteger mis manos me permiten sujetar las muñecas: tengo varios esguinces mal curados, y las vendas me proporcionan una seguridad que no tengo con los guantes. Valen igual que los guantes siempre que sepamos colocarlas y las mantengamos limpias y secas.
Si vamos a realizar ejercicios con mucho peso o a colgarnos para hacer dominadas otra buena opción es el uso de esponjas. Personalmente, yo no las utilizo porque no muevo mucho peso, pero conozco gente que sí y les va bastante bien. Nos valen esponjas normales, pero al igual que con los guantes recordad mantenerlas en perfecto estado.
Después del entrenamiento, durante nuestra merecida ducha, lavad bien las manos con agua y jabón para evitar la proliferación de gérmenes. Secaos bien, sobre todo entre los dedos, y aplicad una crema hidratante. En principio cualquier loción nos vale, pero según mi experiencia las cremas de manos con aloe vera son especialmente buenas.
Una vez a la semana, que puede coincidir con nuestro descanso del gimnasio, podemos realizar unpeeling en las manos. Simplemente sumergidlas en agua templada durante unos minutos y, una vez la piel se haya reblandecido, eliminad las células muertas con una piedra pómez o un guante crin. Secaos bien las manos y aplicad una crema.
La cuestión es que si cuidamos todo nuestro cuerpo, ¿por qué no cuidamos igual nuestras manos? ¿Qué hacéis vosotros para mantener las manos cuidadas?
Fuente: http://www.vitonica.com/prevencion/cuida-tus-manos-cuando-entrenes-con-pesas

5 TÉCNICAS PARA PREVENIR EL OSCURECIMIENTO DE LAS FRUTAS


    5 TÉCNICAS PARA PREVENIR EL OSCURECIMIENTO DE LAS FRUTAS
    Pardeamiento u oscurecimiento enzimático, así se llama ese proceso natural que le ocurre a las manzanas y el cambur (banana), además de otros vegetales después que los picamos y dejamos al aire libre.
    Desagradable a la vista para muchos, es uno de los mayores problemas que la industria alimentaria debe resolver, pues es un proceso natural que nos indica que el oxígeno molecular reacciona con el tejido expuesto después de picar, golpear o aplastar la fruta.
    Esta reacción se produce de forma muy rápida por acción de una enzima llamada Polifenoloxidasa (PFO) por la cual los fenoles se combinan con el oxígeno para transformarse en quinonas, que se polimerizan o reaccionan con grupos amino de diferentes compuestos, formando compuestos coloridos que reciben el nombre de melaninas y que tienen propiedades antimicrobianas, por lo que los expertos asumen que la reacción es un mecanismo de defensa de los vegetales contra infecciones.
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    En algunos casos, como en las pasas y otras frutas secas, la sidra, el té o el cacao, el pardeamiento enzimático contribuye al desarrollo de los colores característicos y muy apreciados en estos productos.

    Por otra parte, puede producirse también una pérdida nutricional de la fruta, ya que aunque la polifenoloxidasa no oxida directamente al ácido ascórbico (vitamina C), esta puede destruirse al reaccionar con intermedios de la reacción.
    Ahora bien, luego de esta corta pero precisa clase de Bioquímica, vamos al grano, ¿cómo evitamos este proceso?
    1. Empaque al vacío: ahora son cada vez más comunes estas máquinas en el hogar pues constituye una excelente técnica para almacenar y cocinar alimentos y preservar todo su valor nutricional. Luego de cortar las frutas, colóquela en la bolsa especial y haga vacío según las indicaciones del fabricante. Este método funciona muy bien pues elimina el principal protagonista del proceso: el oxígeno. No obstante, amerita que usted tenga el equipo y que su hijo sepa cómo abrir el empaque una vez sellado.
    2. Congelar: la disminución brusca de la temperatura inhibe la acción de la enzima PFO, que acelera el oscurecimiento, por lo que congelar las frutas o los vegetales puede resolver el problema. El caso aquí es que la fruta sólo servirá para hacer jugos pues al descongelar la fruta pierde muchas de sus propiedades organolépticas y puede resultar poco atractiva al momento de comerla.
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      Utilice ácido cítrico: inmediatamente después de picar las frutas, agregue jugo de limón. El ácido inhibe de inmediato a la enzima y la oxidación es tan lenta que parece que no suediera. El inconveniente con éste método es que todo queda muy ácido y es posible que a ni a usted ni a sus hijos les resulte tan delicioso. Es cuestión de educar al paladar. Curiosamente, los refrescos tiene una alta concentración de ácido cítrico, por lo que sumergir los trozos de fruta en un refresco claro como Chinotto o Seven Up podría funcionar.
    4. Utilice mecanismos de barrera: si baña las frutas con miel o yogurt, ambos líquidos impiden el contacto del oxígeno con los fenoles de la fruta, impidiendo su reacción y posterior oscurecimiento. Esta es una de mis técnicas favoritas, así que la recomiendo ampliamente.
    5. Utilice una liga: esta resultó ser una técnica bien interesante además de muy práctica. Aquí la idea es picar la manzana en varios pedazos que después podamos armar como un rompecabezas. La liga los mantendrá unidos dentro de la lonchera hasta la hora de comerla y como las partes picadas no se expusieron al oxígeno por estar muy juntas (por el efecto de la liga) el oscurecimiento difícilmente sucedió.
    Espero que estas técnicas faciliten la incorporación de frutas en su lonchera, ya no hay más excusas. Hasta la próxima.

    Fuente: http://www.inspirulina.com/5-tecnicas-para-prevenir-el-oscurecimiento-de-las-frutas.html

    Recomendaciones para mitigar los efectos de los rayos UV


    El dermatólogo de Red Salud UC, Néstor Carreño, afirmó que es necesaria la utilización de bloqueadores solares en aquellas horas en las que se presentan con mayor incidencia los rayos ultravioleta sobre la tierra, es decir, entre las 11.00 y las 15 horas.












    El especialista sostuvo que hay que considerar las diferencias geográficas entre los lugares donde nos vamos a exponer al sol. Por ejemplo, en la playa la brisa marina evita que la temperatura de la piel suba y, por ende, la persona no nota inmediatamente que se está produciendo una quemadura.
    “Similar situación se produce con los días nublados, los rayos ultravioletas de tipo B quedan detenidos en las nubes, pero los rayos ultravioleta de tipo A pasan esta barrera y llegan directamente a la piel, pudiendo provocar quemaduras que se van a expresar en horas o incluso uno o dos días después de haber presentado esta exposición”, precisó el facultativo.
    Para evitar este tipo de situaciones, el médico dijo que es necesaria la utilización de bloqueadores solares, que son sustancias que al ser aplicadas directamente sobre la piel entregan una barrera de protección frente a la radiación UV.

    Agregó que en ningún caso los bloqueadores solares permiten a las personas ponerse a tomar sol; todo lo contrario, un bloqueador solar no está hecho para que una persona se exponga a la luz directamente, sino para protegerse de aquella radiación que no es posible evitar por medios físicos de protección general.
    Para elegir el factor y tipo adecuado de protector es necesario considerar que siempre debe ser mayor a 30 para personas jóvenes de piel sana; los adultos mayores, niños pequeños y personas con enfermedades a la piel, deben elegir un factor de 50 hacia arriba. Lo mismo ocurre con las personas que realizan actividades al aire libre.
    En cuanto a qué significa la numeración del factor de protección solar de los bloqueadores, Carreño explicó que “el número de factor de protección, indica la cantidad de tiempo que podemos estar al sol de manera más protegida. Por ejemplo, si la quemadura se produce a los 5 minutos y usamos un factor 50, ese 50 se multiplica por 5 minutos y el resultado es el tiempo que podemos estar al sol (50×5=250 minutos)”.
    Agregó que para la cara y zonas pilosas del cuerpo (piernas, brazos), se aconseja aplicar un gel con protección solar; para lugares de piel seca, en crema.
    Fuente: Biobiochile

    CROSSFIT: UNA MANERA DISTINTA DE HACER DEPORTE


    por  Agustín Sequera
    Lo conocí por casualidad. Estaba en una reunión familiar cuando un primo me comentó que estaba practicando crossfit. Me animó para que asistiera a una exhibición y desde entonces mi día termina con cuarenta y cinco minutos de ejercicio intenso.
    Pero, ¿de qué viene todo esto?
      CROSSFIT: UNA MANERA DISTINTA DE HACER DEPORTE
      Es un programa de entrenamiento físico creado al comienzo de la década del 2000 por Greg Glassman en el cual se realizan movimientos funcionales, intensos y variados tratando de involucrar la mayor parte de la musculatura corporal.
      Las rutinas de ejercicios varían a diario. Se realizan diversas combinaciones de movimientos que incluyen trote, carreras cortas, levantamiento de pesas tipo kettlebells, cargar objetos pesados (como neumáticos), salto de cuerdas, ejercicios de remo, sentadillas, entre otros. El objetivo del crossfit es desarrollar un excelente rendimiento que abarque todas las áreas físicas del organismo sin especializarse en un área especifica. Es una visión integral y no especializada del deporte.
      Pero, ¿en qué se diferencia el crossfit del resto de los programas de entrenamiento?
      • Funcionalidad del entrenamiento.
      • Ejercicios de corta duración y gran intensidad.
      • Los programas son variados y se basan en la creatividad. Cada día harás algo distinto.
      • La motivación hacia la superación personal rodea el ambiente.
      Para entender el crossfit debemos saber que esta forma de entrenamiento combina tres conceptos principales que son: la funcionalidad, la variación y la intensidad. De la intersección de ellos surge el crossfit. Explicado de otra manera es la combinación de movimientos funcionales en los cuales se busca producir potencia (intensidad). La variación se da porque tiene como premisa la formación de atletas en diversas áreas. La combinación de estos tres elementos hace que el crossfit sea el programa de fitness más completo que existe en la actualidad.
      ¿Qué se busca con el crossfit? El desarrollo de 10 capacidades físicas que nombro a continuación:
      • crossfit
        Resistencia cardiovascular
      • Resistencia muscular
      • Fuerza
      • Potencia
      • Flexibilidad
      • Coordinación
      • Equilibrio
      • Velocidad
      • Precisión
      • Agilidad
      ¿Está dirigido sólo a atletas de alto rendimiento?
      Es usado como parte de la preparación de muchos atletas pero también está dirigido a personas que, aunque no son atletas, quieren mejorar la vitalidad real en su rutina diaria. Esto es que no sientas que te falta la respiración cuando debes subir las escaleras de tu edificio, que puedas cargar las bolsas de tus compras sin lesionar tus hombros, que juegues con tus hijos en el parque sin terminar con un agotamiento extremo, etc.
      Incluye el ejercicio como parte de tu rutina diaria. Sentirás como disminuye el estrés, mejora tu sensación de bienestar y el sueño, tendrás más energía y capacidad para realizar tu trabajo, entre otros muchos beneficios tanto en el plano físico como mental.

      Fuente: http://www.inspirulina.com/crossfit-una-manera-distinta-de-hacer-deporte.html

      Consejos para congelar masas dulces y saladas


      Trabajando un solo día al mes es fácil tener resueltos de antemano muchos panes y postres, a la vez que se ahorra tiempo y dinero se evitan también las carreras de última hora. Por eso voy a daros una serie de consejos para congelar masas dulces y saladas, especificando, según el tipo de masa, cómo envolverla para congelarla, cuánto tiempo puede conservarse y de qué manera descongelarla.
      Preparar grandes cantidades de masa no lleva más tiempo que preparar un poco. Luego se divide en partes, se le añade a cada una un sabor o un adorno distinto, se congelan y ya se tiene lista una variedad de productos para echar mano de ellos en el momento que nos haga falta, sin pérdidas de tiempo.
      Los bizcochos y el frío
      Toda la familia de los bizcochos se puede congelar muy bien. Los glaseados y los escarchados no se conservan tanto tiempo como el bizcocho mismo y por lo tanto es mejor congelar el bizcocho a solas, para luego decorarlo según la ocasión una vez haya descongelado.
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      Los bizcochos sin decorar conviene congelarlos envueltos en plástico o papel de aluminio, se conservan 6 meses y para desongelarlos bastará con sacarlos con 3 o 4 horas de antelación y dejarlos a temperatura ambiente. Los bizcochos decorados es mejor congelarlos sin envolver y envolverlos después. Se conservan 2 meses y también se descongelan a temperatura ambiente, mejor desenvueltos.
      Panes y bollos
      Los panes y bollos, así como sus masas, pueden congelarse en alguna de sus fases de preparación. En casi todos los casos, el pan para congelar debe prepararse siguiendo la receta sin ningún cambio, aunque si se piensa congelar el pan sin hornear, debe hacerse la masa con un 50% más de levadura.
      La masa cruda. Casi todos los tipos de masa cruda se pueden congelar con buenos resultados, pero es preferible no hacerlo con las masas hechas con levadura seca, cuyo resultado es algo menos satisfactorio. Para congelar masa sin fermentar, una vez amasada se le da forma de bola, se envuelve en un plástico ligeramente aceitado, apretándolo bien y se congela inmediatamente. Es mejor congelarla en cantidades más bien pequeñas.
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      Para descongelarla, se desenvuelve la masa y se pasa a una bolsa de plástico grande igualmente aceitada, donde al descongelarse empieza a fermentar y crecer. La descongelación tarda alrededor de unas 6 horas a temperatura ambiente o de un día para otro en el congelador. Luego se vuelve a amasar con los nudillos, se le da forma y se deja que crezca otra vez normalmente. Si la masa ha fermentado una vez, se amasa con los nudillos, se le da forma y se congela. Cuando se necesite se sigue el mismo proceso como si fuera masa sin fermentar, horneándose después de que se haya descongelado y de que haya crecido.
      Panes y bollos parcialmente cocidos
      Tiene ciertas ventajas congelar panecillos y bollos individuales, parcialmente horneados, cuando se prevé que el tiempo va a resultar escaso en el momento de necesitarlos. De este modo se pueden comer a los 20 minutos de sacarlos del congelador.
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      Desgraciadamente, este método no es adecuado para las hogazas o piezas grandes, porque estando congeladas se cuecen y doran por fuera mientras el interior permanece crudo, por eso es preferible reservar este método para las piezas pequeñas, en las que la masa sólo tiene que terminar de cocerse y de cuajarse en el horno.
      El procedimiento consiste en darle forma a los panecillos, dejarlos que crezcan y cocerlos 20 minutos en el horno a 150ºC (entre medio y medio bajo). Con este tiempo de cocción los panecillos o bollos quedarán pálidos. En cuanto enfríen se envuelven y empaquetan en cantidades utilizables, en una bolsa para congelar, con cuidado de no aplastarlos. Se conservan hasta 4 meses en el congelador. Para descongelarlos, se desenvuelven y se colocan todavía congelados en una placa de horno a 200ºC (alto) durante unos 20 minutos, quedando así listos para comer, como si se tratara de pan recién hecho.
      Pan cocido

      Los panes y bollos ya cocidos deben ponerse a congelar en cuanto hayan enfriado, ya sea envueltos en plástico o con papel de aluminio. La duración del pan congelado varía según su tipo. El pan moreno y el blanco sin corteza se conservan más tiempo, 3 meses, en cambio las hogazas de corteza dura se conservan menos tiempo y si se pasan del tiempo indicado, esta se pone correosa. El pan de barra o pistola común conviene no conservarse más de 3 días.
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      Para desongelar el pan cocido se pone a temperatura ambiente sin desenvolverlo. Las hogazas grandes tardan unas 6 horas y los panecillos unas 2 horas. El mejor método para desongelar una hogaza grande es dejándola en el frigorífico toda la noche, o en el horno envuelta con papel de aluminio a 200ºC durante unos 45 minutos, tiempo que se reduce a la mitad para las piezas más pequeñas.
      Bollos con levadura y otros panes
      Los demás tipos de bollos, como los croissants, los daneses, los brioches, los savarins y los babás al ron, deben congelarse ya hechos y horneados. Los croisants, los bollos daneses y los brioches conviene congelarlos en envases rígidos, los savarins y los babás pueden envolverse en bolsas de plástico o aluminio.
      Los croisants se conservan 2 meses en el congelador y para descongelarse basta con colocarlos cinco minutos en el horno a temperatura alta. Los bollos daneses se conservan 4 semanas y es suficiente hornearlos a 180ºC durante diez minutos. Los brioches se conservan 1 mes y es preferible hornearlos envueltos en papel de plata, a 200ºC durante 15 minutos.
      Masas de repostería

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      Las masas de pastelería, en particular las diferentes de hojaldre, son trabajosas y largas de preparar, por lo que conviene hacer gran cantidad y conservar congelado lo que sobre para utilizarlo cuando se presente la ocasión. Estas masas pueden congelarse en las distintas fases de su preparación, según el tipo. La masa quebrada puede ponerse a congelar ya sea después de hacer la masa, antes o después de darle forma, o ya horneada en forma de pastel. El hojaldre es mejor congelarlo crudo. La masa para buñuelos se puede congelar cruda u horneada.
      Protección contra el frío
      La elección de un envase apropiado es esencial a la hora de congelar estos productos. Los recipientes de papel de aluminio son especialmente útiles para congelar fondos de tartas de frutas y tartaletas ya horneadas. También es una buena idea forrar con papel de aluminio el molde en que se hornean estas costras para luego facilitar su envoltura y congelación. A la hora de descongelar, se quita la envoltura y se vuelve a colocar en el mismo molde. Para conservar estas masas más de 1 mes deben envolverse dos veces, para que no se resequen.
      Pastelería al horno
      La pastelería horneada se conserva congelada mucho más tiempo que la masa cruda, especialmente si se pone a congelar sin relleno. Si se congela sin relleno puede conservarse unos 6 meses, con relleno dependerá de cuál sea este, por ejemplo, un pastel de carne no debe guardarse más de 3 meses y si es de cebolla o ajo el plazo se reducirá a 3 semanas.
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      Para descongelar estos pasteles, se meten directamente en el horno y se añaden varios minutos al tiempo de cocción previsto, comprobando que el centro se haya descongelado y esté caliente antes de servir, lo que puede hacerse con un termómetro o una aguja de hacer punto.
      Galletas y pastas de té

      Las pastas y galletas en cuya preparación interviene la mantequilla en una proporcón de 100 gr por cada 450 gr de harina, o en mayor cantidad, pueden congelarse tanto crudas como horneadas y, tanto unas como otras, se conservan en el congelador hasta 6 meses. Lo más práctico es preparar una gran cantidad de masa, dividirla en partes iguales y congelar cada parte por separado. Incluso puede añadirse un sabor distinto a cada una.
      Se envuelve cada parte en una bolsa de plástico, expulsando todo el aire antes de cerrarla herméticamente. Si la masa se congela en forma de tubo o rollo, se pueden ir cortando lonchas según vaya haciendo falta, sin necesidad de descongelar toda la masa, volviendo a guardar la parte no utilizada. Si se quieren hornear las galletas antes de congelarlas, una vez frías se ponen en el congelador en una placa y al cabo de una o dos horas se transfieren a una bolsa de plástico.
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      Las pastas congeladas crudas, pero ya con forma, se meten en el horno directamente, sin descongelarlas, añadiendo unos minutos al tiempo de cocción acostumbrado. La masa en bruto se pone a descongelar a temperatura ambiente hasta que se ponga blanda y se pueda estirar con el rodillo. Las galletas ya horneadas se dejan sin desenvolver a temperatura ambiente unos 15 minutos y luego se hornean unos 5 minutos a 190ºC (medio alto) para que se calienten y se doren.
      Como véis, casi todas las masas se conservan tan bien en el congelador que vale la pena reservar un día para prepararlas y guardarlas convenientemente. Espero que estos consejos para congelar masas dulces y saladas os sirvan para ahorrar tiempo y esfuerzo, esos bienes tan preciados. Os invito a compartir con nosotros esos trucos que ponéis en práctica para congelar vuestras masas.

      Suculento Magret de pato en salsa de miel y especias con receta del "Le Cordon Bleu"


      Ingredientes principales: 6 magrets de pato de 250 gr. Sal. Pimienta blanca
      Salsa de miel y especias: 2 cucharadas de miel. ½ litro de fondo de ternera o de pato.1 rama de canela. 2 granos de cardamomo. 1 clavo. 10 granos de pimienta blanca. 2 granos de enebro. 15 granos de cilantro
      Tartaleta de frutas y verduras: Masa de hojaldre (1 rollo) 180 gr. de chalotas laminadas. 2 nabos. 6 trozos de calabaza. 6 espárragos verdes. 6 cebolleta francesa.1 rama de apio. 1 pera. 1 manzana. Gnocchi de patata (opcional). 2 zanahorias. 50 gr. de mantequilla. 100 gr. de agua
      Puré de apio nabo: 1 chalota. 300 gr. de apio nabo. ½ litro de leche. Sal y pimienta blanca
      Preparación:
      Empecemos con la tartaleta. Corta la masa de hojaldre en rectángulos de 15 cm por 4 cm de ancho. Ponlos en una bandeja para hornear y sobre ellos, coloca otra para evitar que el hojaldre suba. Hornea a 180°C hasta que tome un buen color y reserva. Lamina las chalotas y cocínalas a fuego lento (cuire a l’étuvée) hasta que estén blandas.
      Mientras, puedes ir adelantando pasos con el puré. Pon a sudar la chalota (no te confundas con las que ya has utilizado; nos referimos a la otra) con mantequilla sin que llegue a colorar. Agrega el apio nabo troceado en dados y deja sudar durante 5 minutos. Después, añade la leche y cuece lentamente.
      Ahora trabaja con las verduras: pela los espárragos, corta la calabaza en rectángulosy el apio en triángulos, trocea el nabo en ruedas de 4 cm de diámetro, corta la zanahoria en láminas finas con el pelador, haz bolitas con la manzana pelada y corta la pera en gajos finos.
      Cuando hayas terminado, pon a infusionar la miel con las especias hasta que caramelice. Entonces, añade el fondo y reduce hasta que tenga consistencia de jarabe.

      Sazona el magret de pato por el lado de la carne, sólo con sal y pimienta blanca, y deja que repose a temperatura ambiente durante unos minutos. Luego, coloca las frutas y verduras en una sartén, añade el agua y la mantequilla y glasea á blanc (sin llegar a colorar).
      Tritura el apio nabo en puré, rectifica la sazón y reserva hasta el momento de servir. Puedes cubrirlo con papel film para que no se seque.
      Coloca el magret sobre una sartén fría y sella a fuego medio. Cuando la piel esté crujiente, dale la vuelta y cuece durante unos 6 u 8 minutos. Luego, deja la carne reposar el mismo tiempo. Mientras, aprovecha para colar la salsa y rectificar la sal.
      Para el montaje de la tartaleta, coloca las chalotas laminadas sobre el hojaldre y luego, sigue decorando con el resto de frutas y verduras. Junto a ella, y sobre el plato que vayas a presentar, sirve el puré de apio nabo. Para terminar, emplata el magret y salsea.
      Nº de Personas: 6
      Autor: Erwan Poudoulec

      Fuente: Hola

      La Autoridad en los Padres que Genera Prestigio Ante los Hijos


      El primer requisito para tener autoridad es ejercerla día a día. Como cualquier actividad, si no se practica se pierde. Los padres hemos de tomar decisiones diarias que ayuden a nuestro hijo a respetar los límites naturales, que le ayuden a madurar como persona. 

      La permisividad y el "dejar hacer" son enemigos de la autoridad que ayuda a crecer. En segundo lugar es necesario huir del autoritarismo, consistente en el ejercicio del poder de modo injusto, inútil y cuando no se debe. En tercer lugar, para tener autoridad es preciso tener prestigio. Una persona tiene prestigio cuando se le reconoce una habilidad o cualidad determinada. Un estudio de la Universidad de Navarra comprobó que el prestigio de los padres ante los hijos no depende ni del dinero que ganan, ni del carro que tienen, ni de la práctica de un deporte, ni tan siquiera del cargo que ocupan, sino que depende de tres factores fundamentales:

      • Del modo de ser: Generosa, serena, optimista, humilde, emocionalmente estable, coherente en torno a lo que dice con lo que hace.
      • Del modo de trabajar: El hijo exige de sus padres un trabajo de calidad y un comportamiento honrado en su actividad laboral.
      • Del modo de tratar a los demás: Tanto a la familia como a los amigos y compañeros, o a la sociedad en general.
      • Por último, no hay autoridad sin respeto fundamentado en la integridad, la sinceridad y la empatía con el prójimo, nunca en el miedo y en la imposición.
      Estos son los principales errores que, con más frecuencia, debilitan y disminuyen la autoridad de los padres:

      • La permisividad. Es imposible educar sin intervenir. El niño, cuando nace, no tiene conciencia de lo que es bueno ni de lo que es malo. No sabe si se puede rayar en las paredes o no. Los adultos somos los que hemos de decirle lo que está bien o lo que está mal. El dejar que se ponga de pie encima del sofá porque es pequeño, por miedo a frustrarlo o por comodidad es el principio de una mala educación. Un hijo que hace "fechorías" y su padre no le corrige, piensa que es porque su padre ni lo estima ni lo valora. Los niños necesitan referentes y límites para crecer seguros y felices. 
      • Ceder después de decir no. Una vez que usted se ha decidido a actuar, la primera regla de oro a respetar es la del (no). El no es in-negociable. Nunca se puede negociar el no, y perdone que insista, pero es el error más frecuente y que más daño hace a los niños. Cuando usted vaya a decir no a su hijo, piénselo bien, porque no hay marcha atrás. Si usted le ha dicho a su hijo que hoy no verá la televisión, porque ayer estuvo más tiempo del que debía y no hizo los deberes, su hijo no puede ver la televisión aunque le pida de rodillas y por favor, con cara suplicante, llena de pena, otra oportunidad. Hay niños tan entrenados en esta parodia que podrían enseñar mucho a las estrellas del cine y del teatro. En cambio, el sí, sí se puede negociar. Si usted piensa que el niño puede ver la televisión esa tarde, negocie con él qué programa y cuanto rato.
      • El autoritarismo. Es el otro extremo del mismo palo que la permisividad. Es intentar que el niño/a haga todo lo que el padre quiere anulándole su personalidad. El autoritarismo sólo persigue la obediencia por la obediencia. Su objetivo no es una persona equilibrada y con capacidad de autodominio, sino hacer una persona sumisa, esclavo sin iniciativa, que haga todo lo que dice el adulto. Es tan negativo para la educación como la permisividad.
      • Falta de coherencia. Ya hemos dicho que los niños han de tener referentes y límites estables. Las reacciones del padre/madre han de ser siempre dentro de una misma línea ante los mismos hechos. Nuestro estado de ánimo ha de influir lo menos posible en la importancia que se da a los hechos. Si hoy está mal rayar en la pared, mañana, también. Igualmente es fundamental la coherencia entre el padre y la madre. Si el padre le dice a su hijo que se ha de comer con los cubiertos, la madre le ha de apoyar, y viceversa. No debe caer en la trampa de: "Déjalo que coma como quiera, lo importante es que coma".
      • Gritar. Perder los estribos. A veces es difícil no perderlos. De hecho todo educador sincero reconoce haberlos perdido alguna vez en mayor o menor medida. Perder los estribos supone un abuso de la fuerza que conlleva una humillación y un deterioro de la autoestima para el niño. Además, a todo se acostumbra uno. El niño también a los gritos a los que cada vez hace menos caso: Perro ladrador, poco mordedor. Al final, para que el niño hiciera caso, habría que gritar tanto que ninguna garganta humana está concebida para alcanzar la potencia de grito necesaria para que el niño reaccionase.

        Gritar conlleva un gran peligro inherente. Cuando los gritos no dan resultado, la ira del adulto puede pasar fácilmente al insulto, la humillación e incluso los malos tratos psíquicos y físicos, lo cual es muy grave. Nunca debemos llegar a este extremo. Si los padres se sienten desbordados, deben pedir ayuda: tutores, psicólogos, escuelas de padres...

      • No cumplir las promesas ni las amenazas. El niño aprende muy pronto que cuanto más promete o amenaza un padre/madre menos cumple lo que dicen. Cada promesa o amenaza no cumplida es un girón de autoridad que se queda por el camino. Las promesas y amenazas deber ser realistas, es decir fáciles de aplicar. Un día sin tele o sin salir, es posible. Un mes es imposible.
      • No negociar. No negociar nunca implica rigidez e inflexibilidad. Supone autoritarismo y abuso de poder, y por lo tanto incomunicación. Un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.
      • No escuchar. Dodson dice en su libro “El arte de ser padres” que una buena madre -hoy también podemos decir padre- es la que escucha a su hijo aunque esté hablando por teléfono. Muchos padres se quejan de que sus hijos no los escuchan. Y el problema es que ellos no han escuchado nunca a sus hijos. Los han juzgado, evaluado y les han dicho lo que habían de hacer, pero escuchar... nunca.
      • Exigir éxitos inmediatos. Con frecuencia, los padres tienen poca paciencia con sus hijos. Querrían que fueran los mejores... ¡ya! Con los hijos olvidan que nadie ha nacido enseñado. Y todo requiere un periodo de aprendizaje con sus correspondiente errores. Esto que admiten en los demás no pueden soportarlo cuando se trata de sus hijos, en los que sólo ven las cosas negativas y que, lógicamente, "para que el niño aprenda" se las repiten una y otra vez.
      Sin embargo, una vez que sabemos lo que hemos de evitar, algunos consejos y "trucos" sencillos pueden aligerar este problema, ofrecer un desarrollo equilibrado a los hijos y proporcionar paz a las personas y al hogar. Estos consejos sólo requieren, por un lado, el convencimiento -muy importante- de que son efectivos y, por otro, llevarlas a la práctica de manera constante y coherente.

      Algunas de estas técnicas ya han sido comentadas al hablar de los errores, y ya no insistiré en ellas. Me limitaré a enunciar brevemente, actuaciones concretas y positivas que ayudan a tener prestigio y autoridad positiva ante los hijos:

      • Tener unos objetivos claros de lo que pretendemos cuando educamos. Es la primera condición sin la cual podemos dar muchos palos de ciego. Estos objetivos han de ser pocos, formulados y compartidos por la pareja, de tal manera que los dos se sientan comprometidos con el fin que persiguen. Requieren tiempo de comentario, incluso, a veces, papel y lápiz para precisarlos y no olvidarlos. Además deben revisarse si sospechamos que los hemos olvidado o ya se han quedado desfasados por la edad del niño o las circunstancias familiares.
      • Enseñar con claridad cosas concretas. Al niño no le vale decir "sé bueno", "pórtate bien" o "come bien". Estas instrucciones generales no le dicen nada. Lo que sí le vale es darle con cariño instrucciones concretas de cómo se coge el tenedor y el cuchillo, por ejemplo.
      • Dar tiempo de aprendizaje. Una vez hemos dado las instrucciones concretas y claras, las primeras veces que las pone en práctica, necesita atención y apoyo mediante ayudas verbales y físicas, si es necesario. Son cosas nuevas para él y requiere un tiempo y una práctica guiada.
      • Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar, resaltando lo que hace bien y pasando por alto lo que hace mal. Pensemos que lo que le sale mal no es por fastidiarnos, sino porque está en proceso de aprendizaje. Al niño, como al adulto, le encanta tener éxito y que se lo reconozcan.
      • Dar ejemplo para tener fuerza moral y prestigio. Sin coherencia entre las palabras y los hechos, jamás conseguiremos nada de los hijos. Antes, al contrario, les confundiremos y les defraudaremos. Un padre no puede pedir a su hijo que haga la cama si él no la hace nunca.
      • Confiar en nuestro hijo. La confianza es una de las palabras clave. La autoridad positiva supone que el niño tenga confianza en los padres. Es muy difícil que esto ocurra si el padre no da ejemplo de confianza en el hijo.
      • Actuar y huir de los discursos. Una vez que el niño tiene claro cual ha de ser su actuación, es contraproducente invertir el tiempo en discursos para convencerlo. Los sermones tienen un valor de efectividad igual a 0. Una vez que el niño ya sabe qué ha de hacer, y no lo hace, actúe consecuentemente y aumentará su autoridad.
      • Reconocer los errores propios. Nadie es perfecto, los padres tampoco. El reconocimiento de un error por parte de los padres da seguridad y tranquilidad al niño/a y le anima a tomar decisiones aunque se pueda equivocar, porque los errores no son fracasos, sino equivocaciones que nos dicen lo que debemos evitar. Los errores enseñan cuando hay espíritu de superación en la familia.
      Es importante considerar al momento de trasmitir el mensaje educativo (las normas, lo que esperamos del niño) que deben tener presente dos componentes básicos: El primero es la percepción, cuya eficacia depende de su claridad, redundancia y coherencia, y mediada por el nivel de desarrollo cognitivo del niño por lo que no podemos esperar una compresión igualmente precisa en todas las edades. Y por ultimo, la aceptación que depende del clima de armonio familiar

      Sergio Villani
      Psicólogo Infantil Valencia Estado Carabobo
      Instituto de Especialidades Quirúrgicas IEQ Valencia piso 7 consultorio 701
      (0424) 831 22 42 (sábado de 8am a 2pm)

      Niños Tímidos o Agresivos - Pautas Educativas de Riesgo


      Por Sergio Villani

      Tomemos 2 estilos de comportamiento (no deseados) muy frecuentes en niños: el agresivo y el tímido:

      Los niños con un comportamiento agresivo tienen dificultad para ponerse en el punto de vista de los otros, victimizan a sus compañeros, son impulsivos y hostiles. Sus padres tienen a ser, o bien permisivos e indulgentes (sobre todo cuando son pequeños) o son coercitivos y punitivos (más frecuente a medida que crecen). Estas reacciones no son adecuadas pues alimentan el ciclo (hostilidad – agresividad) entre padres e hijos. Por el contrario, las estrategias inductivas (democráticas) basadas en la reflexión de lo ocurrido ayudan a estos niños a ponerse en el lugar de los demás, a pensar en las causas y consecuencias de sus acciones.

      Los niños tímidos suelen ser inseguros en sus relaciones sociales, solitarios e inhibidos ante los demás. Frente a esta situación muchos padres intentan tomar el control resolviendo de modo directivo todos sus problemas sociales y así “protegerles”. Todo ello, aumenta aún más su sumisión, dependencia y sentimientos de angustia e inseguridad. Lo que necesitan estos niños es un ambiente hogareño poco estresante, buenos modelos de relaciones sociales en sus padres, apoyo en su autoestima, darles ocasiones para que incrementen sus sentimientos de competencia social, propiciar de modo indirecto encuentros con otros niños, que la atención familiar no sea centrada en ellos.

      Pautas educativas de riesgo:

      • Disciplina incoherente: Los padres no mantienen la misma pauta o normas hacia los hijos. Bien sea por incoherencia intraparental que expresa el modo como se premian conductas prohibidas y se castigan reacciones adaptativas, ceden ante sus presiones y cambian de forma repentina sus expectativas; o por la incoherencia interparental que indica la inexistencia de acuerdo entre el padre y la madre sobre las normas de disciplina, hay interferencia en las decisiones a tomar respecto al hijo y también en el seguimiento de los castigos.
      • Disciplina colérica y explosiva: El caso más extremo es el maltrato infantil. Se suelen producir largos episodios de conflictos entre padres e hijos, un aumento progresivo de los castigos y uso frecuente de las humillaciones.

      • Baja implicación y supervisión: Los padres no están implicados en la educación de sus hijos y no se preocupan en controlarles, ni se interesan por ellos. Ignoran que actividades realizan sus hijos, no saben quienes son sus amigos, ni como van en sus estudios. Incluso aún sabiendo que sus hijos tienen malas compañías, se sienten incapaces e indiferentes para impedirlo y controlarlo. Además no suelen realizar actividades con sus hijos.

      • Disciplina rígida e inflexible: Los padres no adaptan sus estrategias de acuerdo a su edad, o el tipo de comportamiento implicado en el conflicto. No ajustan la intensidad de la amonestación a la gravedad de la infracción, y no usan técnicas de negociación de conflictos. 

      Sergio Villani.
      Psicólogo Infantil. Valencia Estado Carabobo
      Instituto de Especialidades Quirúrgicas IEQ Valencia piso 7 consultorio 701
      (0424) 831 22 42 (sábado de 8am a 2pm)