Vivir en zonas de alta contaminación atmosférica
puede llevar a la disminución de la función cognitiva en los adultos
mayores, según un nuevo estudio presentado en la 65 reunión científica
anual de la Sociedad Gerontológica Americana, que se celebra en San
Diego (Estados Unidos).
El hallazgo se descubrió mediante el análisis de datos de la Agencia
de Protección Ambiental de Estados Unidos y el Estudio de Salud y
Jubilación realizado en 2004 en el país. «Los adultos mayores son
especialmente vulnerables a los peligros de la exposición al aire
contaminado al tener una peor salud a causa de la edad», explica
Ailshire. Según esta experta, la contaminación del aire está relacionada
con un aumento de problemas cardiovasculares y respiratoriose incluso
la muerte prematura en las poblaciones de mayor edad, «y está emergiendo
la evidencia de que la exposición a las partículas que contaminan el
aire puede tener efectos adversos sobre la salud del cerebro y su
funcionamiento».
El estudio, dirigido por Jennifer Ailshire, del Instituto Nacional
sobre el Envejecimiento, sugiere que el aire contaminado con materia
fina de partículas en el aire, compuesto de partículas de 2,5
micrómetros de diámetro y más pequeñas, lo suficientemente pequeñas para
que, en caso de inhalación, se depositen de forma profunda en el pulmón
y, posiblemente, el cerebro, puede ser un factor importante de riesgo
ambiental para la reducción de la función cognitiva.
La muestra incluyó a 14.793 hombres blancos, negro e hispanos y
mujeres de 50 años o más en Estados Unidos y datos sobre el promedio
anual de materia fina de partículas de aire de los monitores de la
Agencia de Protección Ambiental de Aire del Sistema de Calidad en todo
el país en 2004. La función cognitiva se midió en una escala de 1 a 35 y
consistió en pruebas de evaluación de memoria de la palabra, el
conocimiento, el lenguaje y orientación.
El equipo descubrió que las personas que viven en zonas con altos
niveles de material fino de partículas en el aire registró resultados
más pobres en las pruebas de la función cognitiva. La asociación se
mantuvo incluso después de considerar varios factores, incluyendo la
edad, la raza etnia, la educación, el hábito de fumar y las enfermedades
respiratorias y cardiovasculares.
Las exposiciones a las partículas de aire variaron desde 4,1 hasta
20,7 microgramos por metro cúbico, y cada aumento de diez puntos se
asoció con una caída de 0,36 puntos en la puntuación de la función
cognitiva, lo que equivale, aproximadamente, a envejecer tres años.
Entre todos los sujetos del estudio, se asoció el incremento de un año
de edad con un descenso en la puntuación de 0,13 puntos en la función
cognitiva.
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